Los secretos de abuelo sapo



En un pequeño y encantador bosque, había un viejo sapo llamado Don Sabio. Era conocido en toda la selva por su increíble sabiduría y sus historias fascinantes. Cada tarde, los animales del bosque se reunían a la orilla del río para escucharlo contar los secretos del mundo.

Un día, mientras Don Sabio narraba una historia sobre cómo las estrellas en el cielo eran en realidad luciérnagas perdidas, un pequeño conejo llamado Tito se acercó tímidamente.

-Tito -dijo Don Sabio con una voz suave-, ¿qué te trae por aquí? ¿No estás con tus amigos corriendo por el prado?

-Es que... -titubeó Tito- siempre cuento las historias a mis amigos, pero no sé si son tan interesantes como las tuyas.

El viejo sapo sonrió y lo miró con ternura.

-No te preocupes, pequeño. Todos tenemos una historia que contar. Lo importante es cómo la cuentas.

Tito sintió un cosquilleo de esperanza.Quizás, solo quizás, él también podría contar historias como Don Sabio. Emocionado, el conejito decidió que lo intentaría.

A la mañana siguiente, Tito se preparó para contarles una historia a sus amigos. Se acomodó en un tronco y, con una voz temblorosa, comenzó: -Hoy les voy a contar sobre las nubes y cómo cierran sus ojos por la noche.

Los demás animales escuchaban con atención. Pero pronto, la ansiedad de Tito apareció.

-¿Qué tal si no les gusta? -pensó. Al instante, los animales comenzaron a murmurar y a reír, algunos incluso a hablar entre ellos.

-¡Esto es aburrido, Tito! -exclamó Lila, la ardilla, mientras se daba un vistazo entre los demás.

Tito sintió que su corazón se desmoronaba. Se retiró a un rincón del bosque, sintiéndose triste.

Mientras lloraba en la sombra de un árbol, Don Sabio se acercó.

-Tito -dijo el sapo con su voz suave-, ¿qué te pasa, pequeño amigo?

-Siento que nunca seré tan buen contador de historias como vos, Don Sabio.

-Pero Tito, no necesitas ser como yo. Necesitas ser tú mismo. Cada voz es única, y tu historia es especial porque es tuya.

El conejo miró a Don Sabio con sus ojos grandes y húmedos.

-¿De verdad? -preguntó Tito, con esperanza.

-Sí, cada uno de nosotros tiene su estilo. ¿Te gustaría escuchar una historia sobre cómo yo aprendí esto? -inquirió Don Sabio, sonriendo.

Tito asintió fervientemente.

-Una vez, cuando era joven, quise ser un halcón volador. Pensé que al elevarme al cielo podría ver el mundo desde otra perspectiva. Así que un día, decidí probar. Pero solo llegué a dar un pequeño salto y caí en un charco.

El pequeño conejo rió a carcajadas.

-¿Y qué hiciste después?

-Salté de nuevo -dijo Don Sabio con un guiño en su ojo-. Aprendí que aunque no podía ser un halcón, podía ser el mejor sapo que existiera, ¡y eso era suficiente!

Tito se sintió aliviado al escuchar la historia.

-¡Así que no hay que rendirse! -dijo emocionado.

-Exactamente -respondió Don Sabio-. La clave está en abrazar nuestra propia esencia. Ahora, ¿te gustaría intentarlo otra vez?

Esa misma tarde, Tito reunió a sus amigos una vez más. Miró a su alrededor, sonriendo decidido.

-Estoy listo para contar una historia -anunció con valentía. -Hoy les contaré sobre el cielo y la luna, y cómo una vez, ella se escondió detrás de las nubes para jugar a las escondidas.

Los animales comenzaron a murmurar, pero esta vez no fueron risas burlonas. Todos estaban intrigados.

-¿En serio? -preguntó Lila con curiosidad.

-Sí, y no solo eso, ¡sino que la luna tenía una amiga en la tierra y se llamaba Tito! -dijo el conejito, levantando orgullosamente la cabeza.

Los animales se sentaron y lo escucharon con atención, fascinados por su magia y su manera de contar. Al final, Tito se sintió en la cima del mundo; había encontrado su voz.

Cuando terminó, todos aplaudieron y le pidieron que continuara.

Desde entonces, Tito y Don Sabio se volvieron grandes amigos. Cada tarde, el sapo enseñaba al conejo nuevas técnicas de narración, y juntos, seguían encantando a todos los habitantes del bosque con sus historias.

Colorín colorado, este cuento nunca se ha acabado, porque la magia de contar historias nunca se detiene.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!