Los secretos de Dodda



En un pequeño pueblo llamado Villa Dulzura vivía la niña Dodda, una niña dulce y encantadora a la que le encantaban los dulces.

Todos los días, después de la escuela, Dodda correteaba hasta la tienda de golosinas del señor Manolo para comprar sus caramelos y chocolates favoritos.

Un día soleado de primavera, mientras Dodda disfrutaba de un delicioso helado de chocolate en el parque, vio algo que la hizo gritar y correr asustada: ¡una enorme cucaracha se acercaba hacia ella! Dodda era valiente en muchas cosas, pero cuando se trataba de insectos como las cucarachas, su valentía desaparecía por completo. Desde ese día, Dodda empezó a tener miedo constante de encontrarse con más insectos.

Evitaba ir al parque o jugar afuera solo por temor a ver una araña o una cucaracha. Sus amigos notaron su cambio y decidieron ayudarla.

Un grupo formado por Lucas el aventurero, Martina la valiente y Tomás el curioso idearon un plan para ayudar a Dodda a superar su miedo. Decidieron organizar una búsqueda del tesoro en el bosque detrás del pueblo. Sabían que allí estarían rodeados de insectos, pero también sabían que juntos podrían enfrentar cualquier cosa.

"Dodda, te necesitamos para encontrar el tesoro escondido en el bosque", dijo Lucas emocionado. "Pero... ¿y si hay arañas o cucarachas?", preguntó Dodda temblorosa. "No te preocupes", intervino Martina con determinación. "Estaremos contigo en todo momento".

Confiando en sus amigos, Dodda decidió unirse a la aventura. Cruzaron praderas llenas de mariposas coloridas y entraron al bosque entre risas y juegos. De repente, escucharon un ruido extraño entre los árboles.

"¿Qué es eso?", preguntó Tomás intrigado. "¡Es una araña gigante!", gritó Dodda asustada. Pero antes de que pudieran reaccionar, vieron cómo la araña tejía una telaraña brillante frente a ellos. Era hermosa y fascinante.

"Miren qué increíble es esto", exclamó Martina admirada. "Es verdad", dijo Lucas sonriendo. "A veces lo que nos da miedo puede ser sorprendente". Dodda observó asombrada cómo la araña tejía con destreza su tela brillante e intricada.

Poco a poco, su miedo fue disminuyendo hasta convertirse en curiosidad y respeto por aquellos insectos que tanto temía. Al final del día, encontraron el tesoro escondido y regresaron al pueblo como héroes. Desde entonces, Dodda ya no le tenía tanto miedo a los insectos.

Había descubierto que conocerlos podía cambiar su forma de ver las cosas.

Y así fue como la valiente niña Dodda aprendió que enfrentando sus miedos con ayuda de sus amigos podía descubrir nuevas experiencias maravillosas incluso donde menos lo esperaba.

FIN.

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