Los Secretos de la Biblioteca



En un pequeño pueblo, había una biblioteca mágica llena de libros que esperaban ser leídos. Story, una niña curiosa de diez años, decidió ir a la biblioteca después de terminar su tarea de español. Mientras recorría los estantes repletos de colores, se preguntó: "¿Cómo hacen para que los libros estén siempre en orden?" Intrigada, decidió preguntar a la bibliotecaria, Ann, quien tenía una inmensa sonrisa y un conocimiento infinito.

"Hola, Ann. ¿Cómo se ordenan todos esos libros?" - preguntó Story, con sus ojos brillando de curiosidad.

"¡Hola, Story! Es una gran pregunta. Primero, debemos saber que hay diferentes maneras de organizar libros, pero en nuestra biblioteca usamos el sistema de clasificación de Dewey, que asigna un número a cada tema. ¿Te gustaría que te muestre cómo funciona?" - respondió Ann.

Story asintió con entusiasmo. Ann la condujo a una mesa donde había un montón de libros desordenados.

"Vamos a empezar por este montón. Primero, debemos agruparlos según su tema", - explicó Ann mientras separaba un libro sobre animales, otro sobre aventuras y uno más sobre ciencia.

"Así que, hay que pensar en qué tipo de historias queremos contar con estos libros. ¿Ves?" - continuó Ann.

De repente, mientras organizaban, una mariposa amarilla entró volando por la ventana abierta. Story la siguió con la mirada.

"Mirá, Ann, ¡una mariposa! Si yo fuera mariposa, volaría hacia páginas llenas de aventuras. ¡Imaginate!" - exclamó Story emocionada.

"Y si fueras un libro, seguro serías de cuentos de aventuras. Pero, volviendo a la organización..." - respondió Ann con una risa suave.

Continuaron separando y clasificando. Story estaba fascinada.

"¿Y después de agrupar los libros?" - preguntó Story, llenándose de preguntas.

"Después los asignamos un número. Por ejemplo, si es un libro de cocina, le damos el 641.5. Eso nos ayuda a encontrarlos fácilmente. ¿Lo ves?" - le mostró Ann con una sonrisa.

Story se sintió como una verdadera bibliotecaria. Pero en ese momento, un fuerte ruido interrumpió la charla. Un grupo de niños entró corriendo y empezaron a jugar entre los estantes, tirando libros al suelo.

"Oh no, Story, ¡ayudame a ordenar!" - dijo Ann, con algo de preocupación.

"¡Sí! ¡Vamos!" - contestó Story, y juntas se lanzaron a recoger los libros, riendo mientras lo hacían.

Tras unos minutos, lograron volver a colocar los libros en su lugar. Entonces, Story tuvo una idea brillante.

"Podemos hacer un juego con los otros niños, ¡así aprenden a ordenar también!" - sugirió.

"¡Esa es una gran idea! Vamos a invitarlos a participar, ¿te parece?" - respondió Ann entusiasmada.

Story y Ann organizaron una pequeña competencia de ordenación. Los niños, ahora calmados, se dividieron en grupos y les explicaron las reglas. Al final, todos se divirtieron y aprendieron sobre la importancia de mantener los libros en orden.

"¡Qué divertido! Ahora entiendo cómo funciona. ¡Espero que podamos hacerlo de nuevo!" - exclamó uno de los niños al terminar.

"Claro, siempre estamos aprendiendo. Cada libro tiene un lugar y una historia que contar. Y eso es lo que hace a nuestra biblioteca un lugar especial" - contestó Ann.

Story, contenta, se despidió de Ann al final del día, con un montón de nuevos conocimientos. No solo había aprendido sobre cómo se organizan los libros, sino que también descubrió lo asombroso que era trabajar en equipo y compartir nuevas aventuras con otros.

Y así, cada vez que iba a la biblioteca, no solo leía libros, sino que también ayudaba a mantener el orden, convirtiéndose en una pequeña bibliotecaria en su propio derecho.

Desde ese día, la biblioteca no solo fue un lugar para leer, sino también un espacio para aprender, jugar y compartir, gracias a la curiosidad de una niña llamada Story.

FIN.

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