Los secretos del bosque mágico
En un bosque encantado, vivían tres amigos muy especiales: el conejo Saltarín, la ardilla Risueña y el búho Sabio.
Ellos compartían una hermosa casa de madera en lo más profundo del bosque, donde cada día jugaban, reían y aprendían juntos. Un día, mientras exploraban los alrededores del bosque, encontraron un campo lleno de flores multicolores. Quedaron maravillados por tanta belleza y decidieron cuidarlo y regarlo todos los días para que las flores crecieran fuertes y hermosas.
Pasaron semanas felices trabajando juntos en el campo de flores, hasta que un día llegó un zorro astuto llamado Tramposo. Él les prometió ayudarles a cuidar las flores a cambio de quedarse con la mitad de la cosecha.
Aunque al principio desconfiaron, Tramposo parecía tan amable y servicial que finalmente aceptaron su oferta. Los días pasaron y las flores comenzaron a marchitarse poco a poco.
Saltarín, Risueña y Sabio no podían entender qué estaba pasando, ya que regaban el campo con mucho amor y dedicación. Fue entonces cuando descubrieron que Tramposo estaba robando agua por las noches para regar sus propias plantas en otro lugar del bosque.
Indignados por la traición de Tramposo, los tres amigos confrontaron al zorro astuto. "-¡Cómo pudiste traicionarnos de esta manera! ¡Pensábamos que eras nuestro amigo!", exclamó Risueña con lágrimas en los ojos. Tramposo intentó disculparse y justificar su comportamiento egoísta, pero ya era demasiado tarde.
Saltarín, Risueña y Sabio decidieron poner fin a su amistad con él y buscaron una solución para salvar su preciado campo de flores.
Con trabajo duro y cooperación, lograron revivir las flores marchitas y hacer que el campo volviera a brillar con todo su esplendor. Aprendieron una valiosa lección sobre la importancia de la honestidad, la confianza mutua y el verdadero significado del amor entre amigos.
Desde ese día en adelante, Saltarín, Risueña y Sabio siguieron siendo inseparables, compartiendo aventuras inolvidables en su casa del bosque mientras cuidaban juntos de su precioso campo de flores. Y aunque Tramposo se arrepintió sinceramente de sus acciones e intentó redimirse, comprendió que la confianza se gana con hechos sinceros y no con palabras vacías.
FIN.