Los Sentidos de Juanito


mañana se despertaba con el canto alegre de los pájaros y el suave murmullo del arroyo cercano. A pesar de no poder ver con sus ojos, Juanito percibía la belleza a su alrededor a través de sus otros sentidos.

Un día, mientras paseaba por el campo con su inseparable amigo, un perro llamado Pelusa, Juanito escuchó un ruido extraño que provenía del bosque. Intrigado, decidió adentrarse en él guiado por los ladridos de Pelusa.

Al llegar al corazón del bosque, descubrieron a un zorrito atrapado entre unas ramas. "¡Pobrecito! Parece que se lastimó una pata", exclamó Juanito con preocupación.

Con cuidado, lograron liberar al zorrito y Juanito utilizó las vendas que siempre llevaba consigo para curarle la herida. El zorrito lo miraba con gratitud y cariño en sus ojitos brillantes. "¡Gracias! ¡Gracias!", dijo el zorrito dando saltitos de alegría. Desde ese día, el zorrito se convirtió en otro compañero fiel de Juanito junto a Pelusa.

Juntos exploraban cada rincón del pueblo y vivían aventuras emocionantes. El zorrito le contaba historias sobre el mundo exterior que Juanito nunca había visto pero podía imaginar gracias a su ingenio y creatividad.

Una tarde, mientras descansaban bajo la sombra de un árbol centenario, el zorrito le preguntó a Juanito:"¿Te gustaría conocer algo nuevo?""¡Claro que sí! Siempre estoy listo para descubrir cosas nuevas", respondió entusiasmado Juanito.

El zorrito lo llevó hasta una colina donde se encontraba un telescopio abandonado. Con curiosidad, Juanito tocó aquel extraño objeto y el zorrito le explicó cómo funcionaba.

Aunque no podía ver las estrellas brillantes en el cielo nocturno como los demás niños del pueblo, pudo sentir su magia gracias a las detalladas descripciones del astuto animal. "¡Es asombroso! Nunca imaginé que existiera algo tan maravilloso como esto", expresó emocionado Juanito. Así pasaron los días llenos de risas, juegos y aprendizaje para Juanito.

Cada experiencia nueva fortalecía su espíritu aventurero y su capacidad para apreciar la grandeza del mundo desde una perspectiva única y especial.

Y aunque sus ojos nunca pudieron contemplar las maravillas visuales que muchos dan por sentadas, su corazón veía más allá de las apariencias hacia la verdadera esencia de las cosas: la belleza interior que solo puede percibirse con amor y sensibilidad.

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