Los Sentidos en la Feria de Alimentos



Era un día soleado en el colegio Instituto José Hernández, donde todos los estudiantes estaban emocionados por la Feria de Alimentación. Los alumnos de segundo año habían estado trabajando arduamente en su proyecto sobre los cinco sentidos, y no podían esperar para presentarlo a sus compañeros y a la comunidad.

María, la líder del grupo, tomó la palabra en la mesa decorada con coloridos carteles y una variedad de alimentos.

"Hola a todos, gracias por venir a nuestra presentación sobre los sentidos. Hoy vamos a hacer un recorrido por el gusto, el olfato, el tacto, la vista y el oído usando diferentes alimentos. ¿Quién está listo?"

La multitud vitoreó con entusiasmo, y María continuó.

"Empezaremos con el sentido del gusto. Miren lo que tenemos aquí: una variedad de frutas: manzanas, naranjas, plátanos y fresas. A cada uno de ustedes les daremos una pieza de fruta para que prueben. Luego, podrán compartir qué sabor les gusta más."

Juan, un chico un poco tímido, levantó la mano.

"A mí las fresas me encantan, pero nunca he probado la naranja. ¿Sabes qué? ¡Voy a probar una!"

Con ese espíritu de aventura, todos comenzaron a degustar las frutas. Las risas y los gestos de sorpresa llenaron el aire. Entonces, un giro inesperado ocurrió:

María se dio cuenta de que había olvidado traer los vasos para el agua purificadora que necesitaban.

"Oh no, chicos! Nos falta el agua para limpiar el paladar entre frutas... ¿y ahora qué hacemos?"

Lina, su amiga siempre tan creativa, tuvo una idea brillante.

"¡Podemos hacer un juego! Cada fruta se puede maridar con un alimento que tenga un sabor contrastante. ¿Alguien tiene alguna idea?"

Rápidamente, los estudiantes comenzaron a crear combinaciones locas:

"¡Manzana con sal!" gritó Juan entusiasmado.

"¡Y fresas con queso crema!" añadió Sofía, mientras se reía.

La mesa pronto se convirtió en un lugar de experimentación. Todos coincidieron que la manzana con sal era extraña, pero divertida, y de esa manera, hicieron del sentido del gusto algo memorable. Pero el tiempo apremiaba, y debían continuar con su presentación.

María les presentó el sentido del olfato.

"Ahora vamos a oler algunos ingredientes comunes y adivinar qué son. Vamos a jugar a ser chefs por un momento."

Sacó una caja con varios frascos que contenían especias y hierbas. Al pasar los frascos, se escucharon comentarios divertidos.

"Huele a pizza…" dijo Juan, mientras olfateaba orégano.

"No, es más bien a pasta. ¡Y esto huele como cuando mamá cocina verduras!" replicó Sofía muy segura.

Todos rieron, y los aromas los hicieron sentir parte de una aventura culinaria. Todo fluyó sin dificultad hasta que…

"¡Espera!" exclamó Miguel, mientras se asomaba debajo de la mesa.

"¡Se está escapando mi perrito!"

Miguel corrió tras su mascota traviesa, y el resto de los estudiantes miraron sorprendidos al pequeño perrito que corría alegremente entre las piernas de los asistentes.

"¡Regresá, Tobi! ¡Ven aquí, perrito!" gritaba Miguel mientras los demás reían, dando un giro inesperado a la presentación.

Con el perro de vuelta en la calma de la tía de Miguel -que había llegado para ayudar- la presentación volvió a encarrilarse. Se acercaron al sentido del tacto. María les pidió que tocaran diferentes texturas de alimentos.

"Aquí tenemos galletas, chocolate derretido, pan suave y arroz crujiente. ¡Toquen y cuenten cómo se siente!"

Mientras se pasaban los diferentes materiales, Sofía comentó.

"Esto es más saavy que un juego de manos en el recreo, miren lo que podemos hacer. ¡Toca y adivina!"

Días después, al revisar todo lo vivido, cada uno en su casa empezó a experimentar en la cocina no solo jugando, sino que empezaron a recordar esa feria como un momento único, donde no solo aprendieron sobre los sentidos, sino que también hicieron un montón de nuevos recuerdos.

La feria concluyó con aplausos y mucha alegría.

"Nunca pensé que los sentidos podían ser tan divertidos”, dijo María emocionada.

"Sí, y lo mejor es que lo hicimos todos juntos!" replicó Juan.

Y así, aquel día soleado se transformó en más que solo una feria, se volvió un festín de creatividad y aprendizaje que resonaría en sus corazones por siempre.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!