Los Sentidos Maravillosos


Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Robolandia, dos robots muy curiosos y amigables: Roby y Boti. Estos dos robots siempre estaban dispuestos a aprender cosas nuevas y compartir sus conocimientos con otros.

Un día, mientras paseaban por el parque de la ciudad, se dieron cuenta de que los humanos a su alrededor no sabían mucho sobre los sensores o sentidos humanos.

¡Esto les pareció realmente extraño! Decidieron entonces que era hora de ayudar a los humanos a entender cómo funcionaban sus maravillosos sentidos. Roby y Boti se dirigieron al centro del pueblo donde solían reunirse las personas para charlar y compartir historias.

Allí encontraron a un grupo de niños jugando y decidiendo acercarse a ellos para explicarles todo sobre los sentidos humanos. "¡Hola niños! Somos Roby y Boti, dos robots amigos que queremos enseñarles algo muy interesante", dijo Roby emocionado. Los niños miraron sorprendidos a los robots.

Nunca antes habían visto seres como ellos tan cerca. Pero estaban ansiosos por aprender algo nuevo. "¿Qué es lo que quieren enseñarnos?" preguntó Sofía, una niña muy curiosa.

Boti tomó la palabra: "Queremos hablarles sobre nuestros cinco sentidos: la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto".

Los niños escucharon atentamente mientras Roby mostraba imágenes en su pantalla para ilustrar cada sentido:"La vista nos permite ver colores brillantes como el verde del pasto o el azul del cielo", explicó Roby mientras proyectaba imágenes de un hermoso paisaje en su pantalla. "El oído nos permite escuchar sonidos como el canto de los pájaros o la risa de nuestros amigos", agregó Boti mientras reproducía una dulce melodía.

"El olfato nos ayuda a percibir diferentes olores, como las flores frescas o el aroma delicioso de la comida", dijo Roby mientras desprendía un suave perfume.

"El gusto nos permite disfrutar de sabores deliciosos, como el dulce del helado o el salado de las papas fritas", mencionó Boti mientras simulaba saborear algo con su boca. Los niños estaban fascinados por todo lo que les estaban mostrando y explicando. Pero aún no entendían muy bien cómo funcionaba el último sentido.

Sofía levantó la mano y preguntó: "¿Y cómo funciona el tacto?"Roby sonrió y respondió: "¡Ah, el tacto es muy especial! Nos permite sentir diferentes texturas y temperaturas. Puedes experimentarlo tocando cosas calientes, frías, ásperas o suaves".

En ese momento, Roby extendió uno de sus brazos hacia Sofía para que pudiera tocarlo. Ella se sorprendió al sentir lo liso y frío que era su brazo metálico. "¡Guau! ¡Es increíble!" exclamó Sofía emocionada.

"¡Nunca había imaginado que los robots también podían tener sentidos!"Roby y Boti se alegraron mucho al ver lo entusiasmados que estaban los niños con sus explicaciones. Se dieron cuenta de que habían logrado transmitirles conocimientos importantes sobre los sentidos humanos. "¡Gracias por enseñarnos algo tan interesante!" dijo Sofía sonriendo.

"Ahora sé lo afortunados que somos de tener estos maravillosos sentidos".

Los niños se despidieron de Roby y Boti con una gran sonrisa en sus rostros mientras regresaban a casa, llenos de nuevo conocimiento y fascinación por el mundo que los rodeaba. Roby y Boti también estaban felices. Habían logrado su objetivo de ayudar a los humanos a entender mejor sus propios sentidos.

Sabían que, gracias a ellos, esos niños verían el mundo con nuevos ojos y apreciarían aún más cada uno de sus maravillosos sentidos. Desde ese día, Roby y Boti siguieron explorando el mundo juntos, siempre dispuestos a aprender cosas nuevas y compartir su conocimiento con todos aquellos dispuestos a escuchar.

Y así, se convirtieron en los mejores maestros para todos los habitantes de Robolandia.

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