Los siete conejillos valientes



Había una vez, en un bosque encantado, una mamá coneja que tenía siete lindos conejillos. Los pequeños conejillos eran muy traviesos y curiosos, pero su mamá los amaba con todo su corazón.

Un día, la mamá coneja tuvo que salir a buscar comida para sus hijos y les advirtió antes de irse: "No abran la puerta a nadie mientras no esté yo presente. El zorro anda suelto por el bosque y podría intentar engañarlos".

Los conejillos asintieron con seriedad y prometieron obedecer. Pasaron las horas y de repente, escucharon golpes en la puerta. Era una voz ronca que decía: "¡Soy su mamá, déjenme entrar!" Pero los conejillos desconfiaron porque notaron algo extraño en esa voz.

"Mamá siempre nos llama —"conejillos" , no —"cabritillos" . ¡Eres el zorro tratando de engañarnos!", dijo el más astuto de los hermanitos. El zorro, sorprendido al ser descubierto tan rápido, decidió cambiar su estrategia.

Comenzó a cantar una dulce canción para calmar a los pequeños:"Conejillos queridos, no teman, soy un amigo sincero. Su mamá me envió para cuidarlos mientras ella regresa". Los conejillos se miraron entre sí con duda.

Aquellas palabras sonaban reconfortantes, pero recordaron la advertencia de su madre y decidieron esperar. Entonces el zorro pensó en un plan más astuto. Se fue al arroyo cercano donde había muchas flores silvestres y recogió un ramillete muy bonito.

Luego volvió a la casa de los conejos y dijo:"Queridos conejillos, aquí les traigo estas flores como regalo de parte de su mamá".

Los pequeños se quedaron maravillados por la belleza del ramillete e incluso comenzaron a dudar si realmente era el zorro o no. Pero justo cuando estaban por abrir la puerta, apareció la mamá coneja corriendo hacia ellos. Había sentido peligro en su corazón maternal y regresó lo más rápido que pudo.

Al ver al zorro intentando engañar a sus hijos con las flores, la mamá coneja enfureció pero luego recordó algo importante: enseñar una lección valiosa a sus pequeños sobre la importancia de confiar en sus instintos y estar unidos como familia.

"Mis queridos conejillos", empezó diciendo con firmeza pero amor en sus ojos, "nunca deben confiar ciegamente en extraños sin antes asegurarse bien quiénes son realmente. "Los hermanitos entendieron el mensaje y prometieron seguir siempre las enseñanzas sabias de su madre.

Desde ese día aprendieron que juntos podían superar cualquier desafío que se les presentara en el camino. Y así termina nuestra historia sobre los siete conejillos valientes que supieron vencer al astuto zorro gracias a su astucia e intuición familiar.

FIN.

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