Los siete gnomos y el tesoro cromático


Había una vez, en un mundo en blanco y negro, siete gnomos muy especiales. Cada uno de ellos tenía un color diferente: Rojo, Naranja, Amarillo, Verde, Azul, Morado y Rosa.

Estos gnomos eran los guardianes de la alegría y la diversión en ese mundo triste y monótono. Los siete gnomos vivían juntos en una pequeña aldea en lo profundo del bosque encantado.

Siempre estaban buscando formas de hacer que el mundo fuera más vibrante y lleno de colores. Un día, mientras exploraban el bosque, descubrieron un antiguo libro mágico que les contaba sobre un tesoro escondido. - ¡Gnomitos! -exclamó el gnomo Rojo emocionado-.

¡Tenemos que encontrar ese tesoro! - Sí -dijo el gnomo Naranja-, pero solo podremos obtenerlo si trabajamos juntos. Así comenzó su gran aventura para encontrar el tesoro perdido. Los siete gnomos se embarcaron en un viaje por tierras desconocidas llenas de desafíos y obstáculos.

En su camino encontraron una cascada gigante donde debían cruzar para continuar. El gnomo Amarillo tuvo una gran idea:- Chicos, puedo crear un puente con mi magia amarilla para cruzar sin mojarnos.

El puente amarillo apareció gracias a la magia del gnomo Amarillo y todos pudieron cruzar a salvo. Pero pronto se dieron cuenta de que algo estaba mal: no podían ver sus colores reflejados en las aguas cristalinas de la cascada. - ¡Oh no! -exclamó el gnomo Azul-. Nuestros colores desaparecieron.

¿Qué haremos ahora? Los gnomos se miraron unos a otros preocupados, pero recordaron que debían seguir adelante. Continuaron su camino y llegaron a un oscuro y misterioso laberinto.

El gnomo Morado propuso una solución:- ¡Escuchen! Si cada uno de nosotros usa sus poderes para iluminar el camino, encontraremos la salida. Y así fue como los siete gnomos usaron sus poderes para iluminar el laberinto. A medida que avanzaban, los colores empezaron a regresar lentamente.

Finalmente, llegaron al lugar donde se encontraba el tesoro escondido: un cofre lleno de pinturas mágicas capaces de llenar el mundo de colores vivos y brillantes. - ¡Lo logramos! -gritó emocionado el gnomo Rosa-.

Ahora podremos compartir la alegría con todos en nuestro mundo. Los siete gnomos volvieron a su aldea y comenzaron a pintar todo lo que veían con sus pinceles mágicos. Cada rincón del bosque encantado se llenó de tonalidades vibrantes y hermosas.

El mundo nunca volvería a ser gris y aburrido gracias a los valientes gnomos. Los animales del bosque bailaban felices entre las flores multicolores mientras los niños jugaban en prados llenos de vida.

Desde aquel día, los siete gnomos siguieron compartiendo su amor por los colores con todas las criaturas del mundo. Aprendieron que trabajando juntos podían superar cualquier desafío y que la diversidad de colores era lo que hacía al mundo un lugar especial.

Y así, los gnomos vivieron felices para siempre en un mundo lleno de alegría y color. Fin.

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