Los Soldados y el Diablo Risa


Había una vez tres valientes soldados colombianos blancos con cara de asustadizos que patrullaban las calles de Barranquilla, Colombia. Se llamaban Mateo, Emilio y Valentina, y siempre estaban listos para proteger a su ciudad de cualquier peligro.

Una noche, mientras caminaban por las oscuras calles de Barranquilla, un diablo se les apareció de la nada. Tenía ojos rojos brillantes y una sonrisa malvada en su rostro.

Les dijo a los soldados que si no respondían sus tres acertijos correctamente, los reportaría con el banco más temido del inframundo. Los soldados se miraron entre ellos con preocupación, pero sabían que debían enfrentar este desafío juntos.

El diablo comenzó con su primer acertijo:"¿Qué es lo que tiene hojas pero no es un árbol?"Mateo pensó por un momento y luego exclamó: "¡Un libro!"El diablo gruñó, pero siguió con el segundo acertijo:"¿Qué tiene ojos pero no puede ver?"Emilio frunció el ceño, pero repentinamente tuvo una idea: "¡Una aguja!"El diablo estaba impresionado por la astucia de los soldados, así que planteó el último acertijo:"¿Qué va hacia adelante pero nunca llega?"Valentina se mordió el labio inferior mientras reflexionaba sobre la pregunta.

De repente, se iluminó y dijo: "¡El mañana!"El diablo lanzó un rugido furioso al darse cuenta de que los soldados habían resuelto todos sus acertijos.

Pero como era un demonio honorario (y algo tramposo), decidió darles una última prueba. "Muy bien", dijo el diablo. "Ahora necesitan hacerme reír. Si lo logran, los dejaré ir sin problemas.

"Los tres soldados intercambiaron miradas nerviosas antes de que Mateo tomara coraje y contara un chiste tan gracioso que incluso el diablo no pudo contener la risa. Finalmente liberaron a los soldados y desapareció en una nube de humo negro. Los tres amigos celebraron su victoria con abrazos y risas.

Desde ese día en adelante, Mateo, Emilio y Valentina aprendieron que trabajar juntos como equipo podía ayudarlos a superar cualquier desafío, incluso cuando pareciera imposible. Y así continuaron patrullando las calles de Barranquilla protegiendo a su amada ciudad con valentía y determinación.

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