Los Sonidos de la Granja Mágica
Una noche en la granja de Don Pedro, tres animales eran los mejores amigos: la vaca Lulú, el gallo Toñito y la oveja Pepita. A pesar de ser diferentes, cada uno tenía su propio sonido que los ayudaba a comunicarse y vivir en armonía.
Una mañana, Lulú, con su gran voz, dijo:
- ¡Muuu!
Esto significaba que tenía hambre y quería pastar en el campo. Toñito, el gallo, siempre muy madrugador, respondió:
- ¡Kikirikí!
Él quería cantar y alegrar el día con su hermoso canto. Pepita, la oveja, movió su cabeza y con su lindo balido dijo:
- ¡Beeee!
Ella quería jugar en el prado.
Los tres amigos decidieron hacer algo especial. Formarían un grupo musical. Lulú se encargaría de la parte rítmica con su “Muuu”, el canto melodioso de Toñito daría la armonía, y Pepita, con sus saltitos, sería la bailarina del grupo.
Así, empezaron a practicar. Pero un día, la granja se llenó de nubes grises y comenzó a llover muy fuerte. Los tres amigos se asustaron y se refugiaron bajo un árbol. Estaban tristes porque no podían practicar su música.
- ¡Muuu! - dijo Lulú.
- ¡Kikirikí! - exclamó Toñito.
- ¡Beee! - lamentó Pepita, sintiéndose insegura.
Entonces, Lulú tuvo una idea brillante:
- ¿Y si usamos nuestros sonidos para hacer que la lluvia se convierta en alegría?
- ¡Sí! - dijo Toñito con entusiasmo.
- ¡Hagámoslo! - respondió Pepita.
Así, comenzaron a combinar sus sonidos. Lulú hacía un “Muuu” bien fuerte, Toñito cantaba “Kikirikí”, y Pepita se movía de aquí para allá haciendo “Beee”. Cada vez que lo hacían, la lluvia parecía menos fuerte.
Poco a poco, las nubes grises comenzaron a despejarse, y el sol apareció radiante. ¡Habían podido ahuyentar la tormenta con su música!
Más tarde, los animales se reunieron, felices y emocionados. Lulú dijo:
- ¡Vieron! ¡Juntos somos más fuertes!
Toñito, con su canto melodioso dijo:
- ¡Kikirikí! ¡Hicimos magia con nuestras voces!
Y Pepita, dando saltitos, baló:
- ¡Beeee! ¡Vamos a tocar en la fiesta de la granja!
Y así fue como, en la fiesta de la granja, Lulú, Toñito y Pepita deslumbraron a todos con su música especial, uniendo así a todos los animales y haciéndolos bailar. La amistad y la unión entre ellos fueron más fuertes que cualquier tormenta.
Desde aquel día, en la granja, los sonidos se convirtieron en la manera más divertida de comunicarse y crear magia. Y Lulú, Toñito y Pepita, siempre juntos, nunca dejaron de cantar y bailar.
FIN.