Los Sueños de Ethan y Helena
Ethan y Helena eran dos amigos inseparables que siempre jugaban juntos en el patio de la escuela. Tenían 8 años y ya empezaban a soñar con lo que querían ser cuando crecieran.
- ¿Sabés qué quiero ser cuando sea grande? - preguntó Ethan con una sonrisa radiante.
- ¡No! Contame, Ethan - respondió Helena, curiosa.
- Quiero ser astronauta y viajar por el espacio. Imaginate, viendo el planeta desde arriba, ¡sería increíble! - exclamó Ethan moviendo sus brazos enérgicamente.
Helena se quedó pensando y luego dijo:
- ¡Eso suena genial! A mí me encantaría ser veterinaria y cuidar de los animales. Pienso en todos los perritos y gatitos que necesitan ayuda y quiero ser la que los salve.
Los dos amigos se emocionaron al compartir sus sueños y soñaron despiertos durante toda la recreo, dibujando constelaciones y gaticos en la arena del patio.
Un día, la maestra decidió que todo el grado participaría en un proyecto sobre los sueños y las profesiones. Les pidió que hicieran un dibujo de lo que querían ser.
Ethan se sentó junto a Helena y comenzó a dibujar una nave espacial rodeada de estrellas.
- ¡Mirá, Ethan! Tu dibujo es impresionante - dijo Helena, admirando el arte de su amigo.
Cuando terminó de dibujar, Ethan le preguntó:
- ¿Cómo va tu dibujo, Helena?
Helena sonrió y le mostró su obra: una gran puerta de un veterinario con muchos animales felices en el frente.
- ¡Me encanta! Solo falta que pongas tu nombre, así todos sabrán que es tuyo - le dijo Ethan.
Al finalizar la clase, la maestra les explicó que tendrían una exposición donde todos mostrarían sus obras y compartirían sus sueños.
Ethan y Helena estaban emocionados, pero al mismo tiempo, un poco nerviosos.
- ¿Y si no le gusta a los demás lo que dibujamos? - preguntó Helena un poco preocupada.
- No te preocupes, Helena. Lo importante es que lo hicimos con mucho amor. ¡Y son nuestros sueños! - respondió Ethan con confianza.
El día de la exposición llegó y todos los alumnos estaban juntos en el gimnasio, mostrando sus dibujos. Cuando llegó el turno de Ethan y Helena, ambos se sintieron un poco temerosos.
- ¡Animo, chicos, que ustedes pueden! - dijo la maestra alentándolos desde la distancia.
Ethan se acercó al micrófono y dijo:
- Hola, soy Ethan, y mi sueño es ser astronauta. Quiero ir al espacio y aprender sobre las estrellas y los planetas. - Helena se unió a él y explicó su obra.
- Yo soy Helena, y quiero ser veterinaria. Quiero cuidar a los animales y ayudarles a sentir mejor.
Al terminar su presentación, los compañeros aplaudieron y algunos incluso se acercaron para preguntarles más sobre sus sueños.
- ¡Qué bueno que se animaron a contar sus sueños! - dijo una de las compañeras.
- Sí, eso fue muy valiente de su parte - añadió otro niño.
Estoy tan orgulloso de ustedes - les dijo la maestra, sonriendo ampliamente.
A partir de ese día, Ethan y Helena comenzaron a aprender más sobre sus sueños. Investigaron sobre el espacio, las estrellas y los animales. Juntos, se ayudaban y apoyaban, aprendiendo que los sueños se pueden alcanzar con esfuerzo y dedicación.
Un día, mientras exploraban el jardín de la escuela, encontraron una pequeña tortuga que se había perdido.
- ¡Mirá, Helena! - exclamó Ethan, señalando a la tortuga - ¡Debemos ayudarla!
- Tienes razón, Ethan. Vamos a buscar su hogar - respondió Helena, llena de determinación.
Los chicos siguieron el camino de la tortuga, preguntando a otros niños y observando alrededor hasta que finalmente la llevaron de vuelta a un estanque. Allí se sintieron felices viendo cómo la tortuga nadaba de nuevo en su hogar.
- Nos convertimos en los veterinarios de esta tortuga - rió Helena.
- ¡Sí! ¡Es cierto! - dijo Ethan, contento.
Los días pasaron y Ethan y Helena siguieron soñando y haciendo cosas por los demás, ayudando en la escuela a quienes lo necesitaban, organizando actividades para compañeros que no se animaban a hablar. Aprendieron que ser valientes los acercaba más a sus objetivos.
- Helena, creo que cuando seamos grandes, seremos mejores amigos y estaremos en nuestros trabajos soñados - dijo Ethan, mirando hacia el cielo claro.
- ¡Sí! Y todo gracias a que siempre nos apoyamos - respondió Helena, sonriendo, mientras juntos observaban las estrellas en la noche.
Los sueños de Ethan y Helena no solo los llevaban a lo que querían ser, sino que también los ayudaban a ser mejores personas en el camino que eligieron.
FIN.