Los Sueños de Kristhyn y Jeremy
Kristhyn y Jeremy eran dos hermanos que vivían en un pequeño barrio. Su hogar, aunque modesto, estaba lleno de amor y risas. Su papá trabajaba en la construcción y su mamá vendía tortas en la esquina. A pesar de no tener mucho dinero, sus padres siempre les inculcaban la importancia de los valores: respeto, trabajo duro y perseverancia.
Una mañana de primavera, mientras jugaban en el parque, Kristhyn, la mayor, le dio una idea a su hermano:
"Jeremy, ¿te imaginas ser astronauta y viajar a la luna?"
Jeremy, con sus ojos brillando de emoción, respondió:
"¡Sí, sería increíble! Pero primero necesitamos estudiar mucho. A veces me da miedo que no lo logremos..."
Kristhyn lo miró con confianza.
"Tú puedes lograrlo, siempre que te lo propongas. Vamos a ser los mejores en lo que hagamos."
Con el paso de los días, los hermanos organizaban tardes de estudio en casa. Leían libros sobre el espacio y hacían experimentos sencillos.
Una tarde, mientras revisaban una hoja de tareas, notaron que había una competencia de ciencias en su escuela. El primer premio era un viaje a un observatorio astronómico y, aunque la emoción los invadía, Kristhyn dijo:
"Jeremy, ¿crees que tengamos chance? Hay chicos muy brillantes en nuestra escuela…"
"Sí, pero tenemos que intentarlo. Al final, lo que importa es dar lo mejor de nosotros."
Los días pasaron y, entre risas y mucho trabajo, lograron armar un proyecto sobre los planetas del sistema solar. Llenaron cartulinas de colores y hasta construyeron un modelo a escala. El día del evento llegó y sus corazones latían a mil por hora.
Durante la competencia, vieron a otros chicos con proyectos muy elaborados. Kristhyn sintió un nudo en el estómago:
"Jeremy, creo que deberíamos rendirnos. No tenemos posibilidades..."
"No, Kristhyn. Recuerda lo que nos dijeron nuestros papás: siempre hay que dar nuestro 100%. ¡Vamos!"
Se subieron al escenario y, aunque nerviosos, presentaron su proyecto. Al terminar, el jurado aplaudió y los niños del público gritaron emocionados. Kristhyn y Jeremy sintieron que todo su esfuerzo había valido la pena.
Las semanas pasaron y llegó el día de anunciar al ganador. Los hermanos estaban en la última fila, con la mano entrelazada.
"Sea lo que sea, estoy orgulloso de nosotros, hermana."
El director de la escuela tomó el micrófono y dijo:
"El primer premio va para... ¡Kristhyn y Jeremy!"
Los aplausos resonaron en el gimnasio. Ambos se miraron atónitos. No podían creerlo.
"¡Lo hicimos! ¡Somos astronautas por un día!" gritó Jeremy, saltando de alegría.
Ganaron el viaje al observatorio y un año lleno de aprendizaje. Pero lo más importante fue el valor que desarrollaron al trabajar juntos y creer en sí mismos.
Así, los hermanos aprendieron que los sueños, sin importar cuán grandes parezcan, son alcanzables cuando se les pone esfuerzo, cariño y dedicación. Con el tiempo, Kristhyn y Jeremy continuaron persiguiendo sus sueños, cada vez más convencidos de que podían lograr todo lo que se propusieran en la vida. Y nunca, nunca jamás, se rindieron.
FIN.