Los Sueños de Lucca
En un rincón del mundo donde los colores se mezclaban como en una paleta de pintor, vivía un niño llamado Lucca. Tenía la curiosidad de un gato y el corazón lleno de amor. Un día, mientras caminaba por el parque, se encontró con un grupo de niños jugando con una pelota. Sin pensarlo dos veces, se unió a ellos.
"¡Hola! Soy Lucca. ¿Puedo jugar con ustedes?" dijo sonriendo.
"¡Claro! Mi nombre es Mateo y este es el equipo de los soñadores. Queremos ser grandes futbolistas algún día!" respondió uno de los niños, con la energía a mil.
Pero Lucca tenía un sueño diferente. Mientras correteaba tras la pelota, pensaba en cómo le encantaba dibujar y contar historias. En su mente, los sueños no se limitaban a ser futbolista, también deseaba ser un gran cuentacuentos.
Una tarde, mientras dibujaba bajo un árbol, conoció a Sol, una niña con una gran sonrisa y una coletita.
"¿Qué dibujás?" preguntó Sol, con curiosidad.
"Historia de un rey muy valiente que quería aprender a leer para contarle a su pueblo sobre los tesoros del mundo" explicó Lucca.
"¡Eso suena increíble! Podríamos hacer una obra de teatro con eso" sugirió Sol, emocionada.
Esa idea encendió una chispa en Lucca. Junto a sus nuevos amigos, comenzaron a reunir a más niños del barrio.
"¡Vamos a reunir a todos y a crear nuestra obra!" se entusiasmó Lucca.
Los días siguientes, se llenaron de risas, ensayos y mucha imaginación. Sin embargo, un día, uno de los chicos, Marco, se sintió desanimado.
"No tengo ganas de seguir. La verdad es que todos son mejores que yo. ¿Para qué intentar?" dijo Marco con tristeza.
Lucca se acercó y, tomando su mano, respondió:
"¡Eso no es cierto! cada uno de nosotros tiene algo especial. Lo que importa es que hagamos esto juntos, porque somos un equipo."
Las palabras de Lucca ayudaron a Marco a recordar que la amistad y la colaboración son parte esencial de todo sueño. Al final, todos trabajaron juntos, compartiendo ideas y creando su mágica historia.
Finalmente, llegó el día de la presentación. El escenario estaba decorado con dibujos de los niños y había una gran expectativa en el aire.
"¡Hoy es el gran día! ¡Vamos a brillar!" gritó Sol mientras se preparaban detrás del telón.
Cuando la función comenzó, Lucca se sintió nervioso, pero también emocionado. Las luces iluminaron el escenario y los niños dieron lo mejor de sí.
La historia del rey que quería aprender a leer resonó en las sonrisas del público. Al terminar la obra, el aplauso fue ensordecedor. Todos estaban llenos de felicidad y se abrazaron, celebrando el logro conjunto.
"Lo logramos!" exclamó Marco, con los ojos brillosos de alegría.
"Esto es solo el principio. ¿Qué más podemos soñar juntos?" dijo Lucca emocionado.
A partir de ese día, los niños se prometieron que seguirían soñando y apoyándose mutuamente en cada aventura. Con cariño, dibujaron y escribieron nuevos cuentos, explorando distintos oficios y habilidades, siempre aprendiendo uno del otro.
Así, en aquel rincón lleno de color, el amor, los sueños, la esperanza y la educación florecieron como un hermoso jardín, donde cada niño fue protagonista de su historia y tejió lazos que jamás se romperían.
FIN.