Los Sueños de Marte



En un futuro no tan lejano, el mundo era un lugar diferente. Las personas apenas tenían tiempo para sí mismas, y el deseo de ser padres y madres había desaparecido. La alegría de tener una familia se había convertido en un eco lejano. Con la humanidad preocupada por otras cosas, un grupo de científicos decidió que era hora de crear un laboratorio subterraneo especial, llamado "El Refugio de Marte". Este lugar tenía un propósito: preservar el sueño de ser familia en la imaginación de los hombres y mujeres que alguna vez soñaron con tener hijos.

Dentro del Refugio, 200 personas se encontraban en cápsulas transparentes, cada una con un visor que les permitía imaginar una vida en Marte, con jardines de flores naranjas, ríos de chocolate y cielos llenos de estrellas brillantes. Todo parecía perfecto, pero había algo que faltaba: el contacto con la realidad y la conexión con otros.

Un día, una de las cápsulas se ilumina y una chica llamada Lila despierta. "¡Hola! ¿Dónde estoy?"-, se pregunta, mirando a su alrededor. Al ver a otros en cápsulas, se sintió un poco menos sola. Se acercó a la cápsula de un chico llamado Tomás. "¿Por qué estamos aquí?"-.

Tomás sonríe, "Nos mantienen aquí para ser parte de un experimento. Creen que imagina una vida lejos de aquí nos hará felices"-.

"Pero no nos dejan salir ni conocer el verdadero mundo..."-, dice Lila pensativa. Así, decidió que debían explorar juntos cómo salir de ese lugar y encontrar el verdadero sentido de la vida.

Los dos comienzan a hablar con otros compañeros de cápsulas: Sofía, un ágil pensador que soñaba con el cielo; y Mateo, un inventor que siempre estaba creando cosas divertidas. "¿Qué pasaría si intentamos comunicarnos con los cuidadores?"-, les sugiere Sofía. "Quizás podamos convencerlos de que queremos vivir en el mundo real, donde hay bosques y animales"-.

Mateo, emocionado, dijo: "Tengo una idea. Podríamos hacer un gran dibujo del paisaje de Marte, pero con nuestro propio toque. Un lugar donde podamos ser felices juntos"-.

Deciden hacer una gran obra maestra llena de colores brillantes. Juntos, imaginan un jardín de flores que nunca se marchitan, árboles que dan frutos de todos los colores y un sol que siempre brilla en un cielo azul. Con cada trazo, su esperanza y deseo de libertad van creciendo.

Días después, los cuidadores llegan para revisar las cápsulas. Al ver el hermoso mural que habían creado, se detienen. "¡Qué maravilla!"- exclama uno de ellos. "Nunca había visto algo tan feliz y lleno de vida"-. Lila, nerviosa pero decidida, se acerca a ellos y dice: "Esto es sólo un pedazo de nuestra imaginación. Realmente queremos experimentar la vida fuera de estas cápsulas, de verdad"-.

Los cuidadores, ntocionados por su pasión, retiran a los jóvenes de sus cápsulas. "Tal vez pasamos mucho tiempo pensando que la felicidad es solo un sueño. Pero ahora, vemos que la vida y los sueños deben ir juntos"-, dice uno de ellos.

Después de meses de preparación, los 200 jóvenes son finalmente liberados y salen al mundo exterior. Todo era un caos. Con un gran cielo azul sobre ellos y un aire fresco que nunca habían sentido, se sintieron vivos.

Entre risas y juegos, Lila, Tomás, Sofía y Mateo deciden construir su propia comunidad. "¿Y si hacemos un lugar donde las familias puedan ser creativas y felices?"-, idea Lila. Juntos, comienza a crear talleres de arte, música, ciencia y juegos, donde la esencia de ser familia se convierte en el valor más importante.

Con el tiempo, El Refugio de Marte se convierte en un símbolo de la nueva vida. Todo el mundo empieza a desear ser parte de estas nuevas familias, donde no solo hay amor y cuidado, sino también sueños y creatividad. Cada uno, con sus propios talentos, contribuyen a un mundo nuevo lleno de posibilidades. Y, aunque llevando un utópico lugar de sueños, descubren que cuidar de otros y crear juntos, les hace realmente felices.

Así, en un mundo que nunca creyó que ser padre o madre era importante, nació una nueva esperanza: el deseo de construir un futuro donde cada uno era libre de soñar y de ser parte de una familia,

"La felicidad no surge del aislamiento, sino de compartir, colaborar y soñar juntos", dicen Lila y sus amigos, conscientes de que el verdadero sentido de la vida se encuentra siempre en el corazón de las conexiones humanas.

La historia de El Refugio de Marte no sólo es una aventura, sino un recordatorio de que, aunque a veces podemos perder de vista el sueño de la parentalidad, siempre hay una luz para volver a encontrarlo.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!