Los Sueños de Sofía
Había una vez en un pequeño pueblo una niña llamada Sofía. Sofía era una niña curiosa y llena de imaginación. Cada noche, cuando cerraba los ojos, se sumergía en un mundo mágico donde podía convertirse en lo que más deseaba. Un día podía ser un hada, al siguiente una valiente bombera y, al otro, una artista famosa.
Una noche, mientras las estrellas brillaban en el cielo, Sofía se decía a sí misma:
- ¿Qué seré hoy? ¡Quiero ser un hada!
De inmediato, se sintió ligera como una pluma y con alas brillantes. Al abrir los ojos en su sueño, descubrió que estaba en un bosque encantado, rodeada de árboles altos y flores de colores.
- ¡Hola, Sofía! - dijo una mariposa que volaba cerca.
- ¿Hola? ¿Quién eres? - preguntó Sofía, sorprendida.
- Soy Lila, la mariposa mágica. ¡Bienvenida al Reino de las Hadas!
Sofía, emocionada, comenzó a volar entre las flores y, mientras danzaba en el aire, descubrió que las hadas tenían el poder de ayudar a la naturaleza.
- ¡Mira! - dijo Lila, señalando un arbusto marchito. - Necesitamos regar ese arbusto para que vuelva a florecer.
- ¿Cómo puedo ayudar? - preguntó Sofía.
- Con un poco de polvo mágico. ¡Aprende a usarlo!
Sofía, con su escoba de hada, comenzó a agitar el polvo. Pronto, el arbusto comenzó a florecer de nuevo, llenando el aire de fragancia. Sofía se sintió feliz de haber ayudado.
- ¡Lo logré! - exclamó, al despertarse al otro día.
Así continuó durante las semanas siguientes. Una noche, se convirtió en bombera y ayudó a extinguir un fuego en el bosque. Otra noche, fue exploradora y descubrió un tesoro escondido en una montaña. Cada sueño le enseñaba algo nuevo. Pero un día, mientras estaba en el mundo de los bomberos, escuchó que los vecinos estaban preocupados porque una de sus mascotas, un gato llamado Momo, se había perdido.
Sofía, que había aprendido a ser valiente, decidió que era hora de ayudar en la vida real.
- ¡Debo encontrar a Momo! - dijo Sofía a su mamá esa mañana.
- Pero, Sofía, es peligroso buscar a un gato en la calle. - respondió su mamá.
- Yo puedo hacerlo, ¡tengo una idea!
Sofía recordó cómo había usado sus habilidades de bombera en los sueños. Entonces, se sentó a escribir un anuncio en el que decía que se necesitaba ayuda para encontrar al gato y que, si alguien lo veía, podía tocar el timbre de su casa. La puso en el árbol frente a su casa y salió a preguntar a sus vecinos.
Después de unas horas, una chica del barrio se acercó corriendo.
- ¡Sofía! ¡Vi a Momo en el parque!
Sofía corrió hacia el parque con su amiga, y allí estaba Momo, asustado pero sano y salvo. Sofía se acercó con cuidado y lo abrazó.
- ¡Momo! - gritó, llena de alegría. - Gracias a todos por ayudar.
- ¡Sofía, eso fue increíble! - le dijo su amiga.
- Aprendí que hay que ser valiente y ayudar a los demás, no solo en los sueños, sino también en la vida real.
Desde ese día, Sofía entendió que sus sueños no solo eran para divertirse, sino también para enseñarle a ser un mejor ser humano. Aprendió a valorar la amistad, la valentía y el poder de ayudar a los demás. Cada noche se iba a dormir contenta, sabiendo que podía soñar con lo que quisiera, pero que, sobre todo, había un mundo real para hacer el bien.
Y así, Sofía siguió soñando y ayudando a los demás, convirtiéndose en una pequeña heroína - tanto en sus sueños como en su vida diaria. Y mientras ella continuaba explorando nuevos mundos durante la noche, también creaba un mundo mejor durante el día.
FIN.