Los Sueños de Tomás y Doña Rosa
En un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, vivía una profesora muy especial llamada Doña Rosa. Ella era conocida por su amor por la enseñanza y su paciencia con sus alumnos.
Un día, en su clase de segundo grado, llegó un nuevo estudiante llamado Tomás. Tomás era un niño tímido que acababa de mudarse al pueblo con su familia. Al principio, le costaba adaptarse a su nueva escuela y se sentía un poco perdido.
Pero Doña Rosa supo desde el primer momento que Tomás necesitaba un poco de ayuda extra para integrarse.
Un día, durante el recreo, Doña Rosa se acercó a Tomás y le preguntó si le gustaría ir a su casa después de clases para ayudarlo con sus tareas. Tomás asintió tímidamente y aceptó la invitación. Esa tarde, en la casa de Doña Rosa, los dos trabajaron juntos en matemáticas y lectura.
Tomás se sintió cómodo y feliz de tener a alguien que lo apoyara. "¡Muy bien, Tomás! Estás mejorando mucho en sumas y restas", dijo Doña Rosa con una sonrisa. "Gracias, profe. Usted me ayuda mucho", respondió Tomás con gratitud.
Con el tiempo, la relación entre Doña Rosa y Tomás se fue fortaleciendo. El niño comenzó a ganar confianza en sí mismo y a destacarse en sus estudios. Un día, mientras caminaban hacia el colegio juntos, vieron un carro deportivo estacionado frente a una casa elegante del barrio.
"¡Wow! ¡Qué lindo auto!", exclamó Tomás señalando el carro. "Sí, es hermoso", respondió Doña Rosa. "Pero recuerda que lo más importante no es tener cosas materiales como ese carro lujoso.
Lo importante es ser una buena persona, estudiar duro y trabajar por tus sueños". Tomás asintió comprendiendo las palabras de su querida profesora. Esa misma tarde en clase, tuvieron una tarea especial: cada uno debía escribir sobre qué querían ser cuando crecieran y cómo planeaban lograrlo.
Al día siguiente, durante la hora de compartir las redacciones en clase, todos los niños estaban emocionados por escuchar las aspiraciones de sus compañeros.
Cuando llegó el turno de Tomás leyó con orgullo:"Cuando sea grande quiero ser como mi querida profesora Doña Rosa: dedicada, amorosa y siempre dispuesta a ayudar a los demás. "Doña Rosa no pudo contener las lágrimas al escuchar las dulces palabras de su alumno.
Desde ese día en adelante, Tomás siguió esforzándose al máximo en sus estudios inspirado por el ejemplo de su querida maestra. Doña Rosa continuó guiándolo con cariño hasta que finalmente logró graduarse con honores.
Todos celebraron este gran logro juntos, y así,Tomàs demostrò que con determinaciòn, paciencia, y apoyo, cualquier sueño puede hacerse realidad, aunque no tenga un carro lujoso frente a su casa, sino amigos verdaderos como doňa rosa junto a èl.
FIN.