Los sueños mágicos de Ella
Ella era una niña curiosa y valiente que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques frondosos. Cada noche, al cerrar los ojos, se dejaba llevar por un mundo lleno de maravillas. Estos eran sus sueños mágicos, donde se encontraba con criaturas extraordinarias y vivía aventuras inolvidables.
Una noche, Ella soñó que estaba en un bosque iluminado por luces danzantes. "Hola, ¿quién anda ahí?"- preguntó, un poco asustada pero emocionada. De repente, un pequeño duende llamado Tito apareció ante ella, con un sombrero puntiagudo y cara risueña.
"Soy Tito, el duende travieso. ¿Te gustaría jugar conmigo?"- dijo.
Ella asintió con entusiasmo. "¡Sí! ¿Qué vamos a hacer?"-
Tito sonrió y comenzó a conjurar un juego mágico. "Vamos a recolectar estrellas caídas. Tienen poderes increíbles, pero hay que tener cuidado con el dragón de los ecos, que se las quiere llevar"-.
Ubicados entre altos árboles, empezaron a buscar las estrellas brillantes. Pero, de repente, un gran dragón con escamas doradas apareció, lanzando un rugido que resonó por todo el bosque. "¡Alto!"- dijo el dragón, "¿quién se atreve a tocar mis estrellas?"-
Ella, aunque estaba asustada, se acercó valientemente. "Nosotros solo queremos jugar, no queremos hacerte daño"-.
El dragón, sorprendido por su valentía, se detuvo. "¿Valentía dices? Nunca había conocido a alguien tan pequeño que no tuviera miedo de mí"-.
Tito sonrió orgulloso de su amiga. Ella le explicó al dragón que las estrellas no debían estar guardadas y que podían ser compartidas. "Las estrellas hacen que los sueños sean mágicos, y todos merecen soñar"- dijo.
El dragón, conmovido, dijo "Tienes razón, pequeña. Me he vuelto egoísta guardando todo para mí. Acepto mi error, ¡compartamos las estrellas!"-
Juntos, ellos y el dragón empezaron a repartir las estrellas por todo el bosque, llenándolo de luz y alegría.
Ella aprendió que la valentía y la generosidad podían romper los muros del miedo y la soledad.
Esa noche, Ella despertó llena de energía, y al contarle a su madre sobre su sueño, ella sonrió. "¿Sabes qué, mi amor?"- le dijo. "A veces, lo que vivimos en nuestros sueños nos enseña lecciones importantes para el día a día"-.
En su siguiente sueño, Ella se encontró en un jardín hermoso, lleno de flores de colores y hadas que brillaban como diamantes. Una de ellas, llamada Lumi, estaba llorando. "¿Qué te pasa, Lumi?"- preguntó Ella.
"He perdido mi luz, no puedo volar sin ella y mis amigas están preocupadas"- sollozó la hada.
"No te preocupes, ¡te ayudaré!"- exclamó Ella.
Ambas, con la ayuda de Tito, se embarcaron en una búsqueda por todo el jardín. En su camino, encontraron un pequeño río que brillaba intensamente, donde se decía que vivía una sirena que tenía el poder de devolver la luz a quienes la habían perdido.
Cuando llegaron, Ella se acercó a la sirena. "¡Por favor, ayúdanos! Lumi ha perdido su luz y no puede volar"-.
La sirena las miró con compasión. "Para recuperar su luz, Lumi debe recordar el día más feliz de su vida"-.
Lumi cerró los ojos y recordó el día en que voló por primera vez. Poco a poco, su luz comenzó a regresar, iluminando todo a su alrededor.
"¡Lo logré!"- gritó Lumi, llena de alegría. "Gracias, Ella. Gracias a vos, he recuperado lo que pensaba que era imposible"-.
Ella sonrió y se dio cuenta de que a veces, necesitamos un recordatorio de lo que nos hace felices para volver a brillar.
Esa mañana, cuando se despertó, Ella decidió hacer tarjetas de agradecimiento para sus amigos, recordando aquello que la hada había aprendido.
Esa noche, nuevamente cerró los ojos y fue transportada a otro mundo mágico, lleno de nuevos desafíos, cada uno más emocionante que el anterior.
Así, cada noche, Ella continuaba viajando a lugares donde aprendía sobre el amor, la generosidad, la valentía y la amistad, y al despertar, aplicaba cada lección aprendida en su vida cotidiana.
Los sueños mágicos de Ella no solo la llevaban a lugares fantásticos, sino que también la ayudaban a convertirse en una niña aún más especial, llena de luz y amor en su corazón.
FIN.