Los Súper Héroes y el Malo que Quería Ser Bueno
En la ciudad de Animatropolis, donde los edificios son altos y la gente siempre está corriendo de un lado a otro, habitaban cuatro superhéroes: Brillo, quien podía iluminar el cielo; Viento, que podía volar a gran velocidad; Fuerza, que levantaba coches con una mano; y Inteligencia, que resolvía problemas complejos con su mente brillante. Juntos, formaban el grupo conocido como los "Cuatro Fantásticos", siempre listos para ayudar a quienes lo necesitaran.
Un día, mientras patrullaban la ciudad, escucharon un alboroto cerca de la plaza central. Al acercarse, se encontraron con un nuevo villano, el Malo, quien estaba tratando de asustar a los niños con trucos de magia que salían mal.
"¡Quítense todos de mi camino! ¡Soy el Malo y vengo a asustar!" - gritó con su voz profunda mientras hacía un gesto con las manos y una nube de humo negro surgía de su cañón.
"¿Por qué quieres asustar a los niños?" - preguntó Fuerza, levantando una ceja.
"Porque eso es lo que hacen los villanos, ¡no? !" - respondió el Malo, un poco confundido.
"Bueno, no tiene por qué ser así. Todos podemos cambiar y hacer el bien" - dijo Inteligencia, mostrando una sonrisa amable.
El Malo se detuvo un momento, pensando. En su corazón había algo más que solo el deseo de hacer mal. Sin embargo, estaba atrapado en lo que los demás esperaban de él.
Viento, con su velocidad, decidió acercarse a él.
"¿No preferirías que los niños rieran y jugaran en vez de asustarse?" - le preguntó con dulzura.
El Malo se rascó la cabeza.
"Bueno, sí, pero no sé cómo hacerlo. La gente sólo me conoce como el Malo."
Brillo se acercó.
"Podemos ayudarte. Todos podemos ser algo diferente si intentamos. Te enseñaremos a hacer magia divertida en lugar de aterradora. ¿Qué te parece?"
El Malo miró a los cuatro héroes, y la idea de cambiar lo llenó de esperanza. Pero tenía dudas.
"Pero, ¿me aceptarán los demás?"
"¡Por supuesto!" - exclamó Fuerza.
Juntos, los Cuatro Fantásticos y el Malo comenzaron a trabajar en un espectáculo de magia. El Malo aprendió a convertir sus trucos de terror en risas y diversión. Pronto, los niños de Animatropolis comenzaron a reír y disfrutar. El Malo era ahora conocido como "El Amigo", y no un villano.
Sin embargo, una noche, una sombra oscura se cernió sobre la ciudad. Un antiguo rival de los Cuatro Fantásticos, el temible Destructor de la Alegría, había regresado.
"¡Nadie podrá detenerme ahora!" - gritó el Destructor mientras desataba nubes grises sobre Animatropolis.
Brillo, Viento, Fuerza e Inteligencia sabían que necesitaban unir fuerzas con El Amigo, pero estaban preocupados. Después de todo, él había sido un villano.
Pero El Amigo, ahora creyendo al 100% en su capacidad para hacer el bien, se acercó.
"¡Yo puedo ayudar! Juntos, podemos vencerlo. ¡Utilizaremos magia y risas para contrarrestar su oscuridad!"
Los héroes estaban sorprendidos, pero confiaron en su nuevo amigo. Juntos, se prepararon para la batalla.
Al desafiar al Destructor de la Alegría, El Amigo sacó de su sombrero un montón de confeti y empezó a crear un espectáculo colorido.
"¡Sorpresa!" - gritó, mientras los sonidos de risas llenaban el aire.
El Destructor, confundido por la alegría, se detuvo.
"¡Esto no puede ser! ¡No comprendo!" - exclamó mientras las nubes grises comenzaban a desvanecerse ante del brillo de la alegría.
"¡La risa es más poderosa que cualquier sombra oscura!" - dijo Brillo, mientras iluminaban la noche.
Al final, el Destructor no pudo soportar la energía positiva y se retiró.
Animatropolis había sido salvada gracias a la unión de los Cuatro Fantásticos y El Amigo. Desde ese día, todos aprendieron que cada uno de nosotros tiene el poder de cambiar y ser quienes realmente queremos ser, sin importar el pasado.
Y así, en lugar de un malo aterrador, tenían un amigo mágico que alegraba los corazones con sus trucos.
"¿Sabés qué? , ser bueno es hasta más divertido que ser malo" - le dijo El Amigo a Inteligencia mientras todos celebraban en la plaza.
Y, desde entonces, Animatropolis se llenó de risas, magia y, sobre todo, amistad.
FIN.