Los Teritos Guardianes del Fútbol



Había una vez un grupo de teros que vivían en un hermoso campo. Siempre estaban juntos y se divertían mucho jugando y explorando su entorno.

Sin embargo, había algo que siempre les llamaba la atención: la cancha de fútbol que estaba al lado del campo. Un día, mientras los teros volaban por el cielo, vieron a un grupo de niños jugando al fútbol en la cancha.

Los teros quedaron asombrados por cómo los niños corrían y pateaban la pelota con tanta alegría. "¡Miren eso! ¡Qué divertido se ve!" exclamó Tito, el tero más aventurero del grupo. Los demás teros estuvieron de acuerdo y decidieron acercarse a la cancha para ver más de cerca el juego.

Se posaron sobre el césped verde y observaron emocionados cada movimiento de los jugadores.

Pero pronto descubrieron algo triste: cada vez que alguien pateaba muy fuerte la pelota, esta iba directo hacia ellos, asustándolos y obligándolos a volar lejos para evitar ser golpeados. "¡Ay no! ¡Otra vez nos echaron!" dijo Trini, una tera pequeñita con voz temblorosa. Los teros estaban desanimados porque no podían disfrutar del juego como querían.

Pero Tito tenía una idea brillante:"Escuchen todos", dijo Tito con determinación. "Creo que podemos hacer algo para solucionar esto. "Los demás teros lo miraron expectantes mientras Tito explicaba su plan: construir una barricada alrededor del campo de fútbol para protegerse de los balonazos.

Con mucho esfuerzo y trabajo en equipo, los teros recolectaron ramas y hojas para construir una cerca alrededor de la cancha. Cuando terminaron, se sintieron orgullosos de su creación. "¡Ahora sí podremos disfrutar del fútbol sin preocupaciones!", exclamó Tito emocionado.

Los teros volvieron a posarse sobre el césped, pero esta vez detrás de la barricada. Estaban felices porque sabían que estaban protegidos y podían disfrutar del juego sin miedo.

Los niños se dieron cuenta de la presencia de los teros y les pareció muy divertido verlos volar cada vez que pateaban la pelota hacia ellos. Pero cuando vieron la barricada, entendieron que los teros no querían ser golpeados.

Uno de los niños, llamado Juanito, se acercó a Tito y le dijo:"Perdón por asustarlos antes. No queríamos lastimarlos. "Tito sonrió amablemente y respondió:"No te preocupes, Juanito. Construimos esta barricada para estar seguros mientras ustedes juegan al fútbol. Ahora podemos disfrutarlo sin problemas.

"Juanito miró a sus amigos y luego a Tito con admiración. "Eso es muy inteligente", dijo Juanito. "Gracias por protegernos. "A partir de ese día, los teros y los niños jugaron juntos en armonía.

Los teros aprendieron más sobre el fútbol mientras observaban las habilidades de los niños, quienes también aprendieron sobre la importancia del respeto hacia todos los seres vivos. Y así, el campo de fútbol se convirtió en un lugar donde tanto los teros como los niños podían disfrutar y aprender juntos.

La barricada que construyeron los teros se convirtió en un símbolo de amistad y respeto entre ambas especies. Y colorín, colorado, esta historia de teros y niños ha terminado.

FIN.

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