Los Tigres Generosos
Había una vez tres tristes tigres llamados Tito, Tita y Tato que vivían en la selva. Eran los tigres más tristes de todo el lugar porque no tenían algo delicioso para comer.
Un día, mientras caminaban por el bosque, vieron un campo lleno de trigo dorado y crujiente. Sus estómagos comenzaron a rugir de hambre al ver esa maravilla. - ¡Oh, qué suerte! ¡Trigo para comer! - exclamó Tito emocionado.
- Pero cómo vamos a comernos todo ese trigo, somos solo tres - dijo preocupada Tita. - No te preocupes, hermana. Si trabajamos juntos podemos lograrlo - aseguró Tato con determinación. Los tres tigres se pusieron manos a la obra y comenzaron a recolectar el trigo.
Usaron sus garras afiladas para cortarlo y luego lo ataron en pequeños fardos con las lianas de la selva. Mientras trabajaban arduamente recolectando el trigo, se dieron cuenta de que había animales hambrientos observándolos desde lejos.
Había un conejo llamado Ciro y una tortuga llamada Tina que también deseaban tener algo delicioso para comer. - ¿Por qué no compartimos nuestro trigo con ellos? - sugirió bondadosamente Tita. - Es una excelente idea, hermana.
Todos merecen tener comida en sus barrigas - respondió Tato sonriendo. Los tres tigres fueron hacia Ciro y Tina y les ofrecieron parte del trigo que habían recolectado. Los dos animales quedaron encantados y agradecidos por el gesto de generosidad.
- ¡Muchas gracias! - exclamó Ciro emocionado. - Nunca antes había probado algo tan delicioso. Son ustedes muy amables - dijo Tina conmovida. Los tigres y los animales compartieron una alegre comida juntos, riendo y contándose historias.
Todos se sintieron felices y satisfechos al ver que habían ayudado a otros seres vivos. Cuando terminaron de comer, Tito, Tita y Tato se dieron cuenta de que aún tenían mucho trigo sobrante. Entonces, tuvieron otra idea brillante.
Decidieron llevar parte del trigo al pueblo cercano para compartirlo con los niños que no tenían suficiente comida. Los pequeños quedaron encantados al recibir ese regalo inesperado y pudieron disfrutar de un rico pan hecho con el trigo recolectado por los tres tigres tristes.
La noticia sobre la bondad de Tito, Tita y Tato se extendió rápidamente por toda la selva. Otros animales comenzaron a unirse a ellos en su misión de ayudar a los más necesitados.
Juntos, construyeron un comedor comunitario donde todos podían encontrar comida y apoyo cuando lo necesitaran. Desde aquel día, la selva estuvo llena de alegría y solidaridad gracias a los tres tigres tristes que decidieron compartir su trigo con quienes más lo necesitaban.
Aprendieron que al trabajar juntos e inspirar a otros, podían hacer del mundo un lugar mejor para todos. Y así fue como Tito, Tita y Tato dejaron atrás su tristeza para convertirse en los tigres más felices y queridos de la selva.
FIN.