Los tres amigos del bosque encantado



Había una vez en un bosque encantado, donde los animales vivían en armonía y felicidad. Entre ellos, se destacaban dos amigos muy especiales: Mateo el zorro y Martina la liebre.

Mateo era astuto y ágil, mientras que Martina era tierna y veloz. Un día, mientras jugaban cerca de un río cristalino, escucharon un llanto desgarrador que provenía del otro lado del bosque.

Sin dudarlo, corrieron hacia el sonido y descubrieron a Lucas, un pequeño ciervo atrapado entre las ramas de un árbol caído. "¡Ayúdenme, por favor! No puedo soltarme", suplicaba Lucas con voz temblorosa. Mateo y Martina se miraron preocupados, pero sin pensarlo dos veces se pusieron manos a la obra para liberar al indefenso ciervo.

Con paciencia y trabajo en equipo lograron desenredar las ramas y ayudar a Lucas a ponerse de pie. "¡Muchas gracias por salvarme! No sé qué habría hecho sin su ayuda", dijo Lucas emocionado.

"No hay de qué preocuparse amigo, para eso están los amigos", respondió Martina con una sonrisa cálida. Desde ese día, los tres amigos se volvieron inseparables. Compartían aventuras explorando el bosque, ayudándose mutuamente y brindándose apoyo en todo momento.

Su amistad crecía más fuerte cada día que pasaba. Sin embargo, una tarde oscura y tormentosa, mientras buscaban refugio de la lluvia bajo un árbol frondoso, escucharon unos gruñidos amenazantes acercándose rápidamente hacia ellos. Eran unos lobos hambrientos que buscaban su próxima presa.

"¡Tenemos que salir de aquí rápido! ¡Síganme!", gritó Mateo liderando el escape. Corrieron lo más rápido que pudieron mientras los lobos los perseguían con ferocidad. Parecía que no podrían escapar cuando de repente llegaron al borde de un precipicio profundo.

La situación parecía perdida hasta que Martina tuvo una idea brillante. "¡Agárrense fuerte de mi espalda!", exclamó Martina antes de saltar valientemente sobre el abismo.

Con sus poderosas patas traseras logró impulsarse hacia la otra orilla llevando consigo a sus amigos a salvo. Los lobos frenaron sorprendidos al ver la increíble hazaña de la liebre y decidieron retroceder asustados por su valentía.

Una vez a salvo del peligro, Mateo, Martina y Lucas se abrazaron emocionados por haber superado juntos aquel desafío tan grande. Se dieron cuenta entonces de lo importante que era tener amigos verdaderos en quienes confiar en momentos difíciles.

Desde ese día en adelante siguieron siendo inseparables compartiendo alegrías y tristezas sabiendo que juntos podían enfrentar cualquier adversidad que se presentara en su camino.

Y así fue como la amistad entre un zorro astuto, una liebre veloz y un ciervo noble demostró ser más fuerte que cualquier obstáculo o peligro en aquel bosque encantado donde la magia de la verdadera amistad perduraría para siempre.

FIN.

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