Los tres amigos peludos
Había una vez en un parque muy grande, dos perritos Chow chows llamados Rocky y Luna. Eran muy juguetones y les encantaba correr y saltar por todos lados.
Un día, mientras jugaban cerca de unos árboles, vieron a un perrito Shih Tzu solitario llamado Max. - ¡Hola! ¿Cómo te llamas? - preguntó entusiasmada Luna. Max los miró con desconfianza y respondió fríamente: "No me interesa hablar con ustedes".
Los Chow chows se sorprendieron por la actitud antipática de Max, pero no se dieron por vencidos. Decidieron acercarse nuevamente a él para intentar entablar una amistad. - ¿Por qué eres tan serio? Ven a jugar con nosotros, te divertirás mucho - propuso Rocky con alegría.
Max los observó durante un momento y luego, sintiendo la sinceridad en las palabras de los Chow chows, decidió unirse a ellos. Al principio estaba nervioso y desconfiado, pero poco a poco comenzó a relajarse y disfrutar del juego.
Los tres perritos pasaron horas corriendo, saltando y riendo juntos. Max descubrió lo divertido que era tener amigos con quienes compartir buenos momentos. Los Chow chows también aprendieron que no hay que juzgar a alguien por su apariencia o actitud inicial.
Sin embargo, la verdadera prueba de amistad llegó cuando vieron a un gatito en problemas cerca del lago del parque. El gatito había caído al agua y maullaba desesperadamente pidiendo ayuda. - ¡Debemos hacer algo! - exclamó Luna preocupada.
- ¡Sí! Vamos a salvarlo juntos - dijo decidido Rocky. Max recordó que sabía nadar muy bien e inmediatamente se lanzó al agua para rescatar al gatito.
Con esfuerzo logró llevarlo sano y salvo hasta la orilla, donde los demás lo esperaban ansiosos. El gatito les dio las gracias entre maullidos emocionados y los tres amigos recibieron el reconocimiento de los demás animales del parque por su valentía y solidaridad.
Desde ese día, Max se convirtió en parte inseparable de la pequeña manada formada por Rocky y Luna.
Así, los tres perritos demostraron que la verdadera amistad va más allá de las diferencias superficiales y que siempre es bueno dar una oportunidad a aquellos que parecen antipáticos o diferentes en un principio. Juntos aprendieron el valor de la amistad verdadera: estar ahí el uno para el otro en todo momento.
Y así siguieron viviendo aventuras juntos en el parque, fortaleciendo cada día más su vínculo especial lleno de amor y compañerismo.
FIN.