Los Tres Amigos y la Lección de Compañerismo



Había una vez tres grandes amigos llamados María, Juan y Sofía. Un día soleado, mamá los llevó al shopping para que pudieran disfrutar de unas deliciosas hamburguesas en Mac Donalds. Los tres estaban emocionados y no podían esperar para llegar al restaurante.

Mientras caminaban por la cochera del shopping, María accidentalmente tropezó con Sofía. Sofía, molesta, empujó a Juan, quien cayó al suelo y soltó un fuerte grito. Mamá se dio vuelta y vio la pelea.

- ¡Chicos! ¡Basta! ¿Qué están haciendo? No podemos ir a comer si no se comportan bien. Tenemos que aprender a ser más compañeros y respetuosos el uno con el otro. Lo siento, pero no iremos a Mac Donalds hoy. Vamos a casa.

Los niños se sintieron muy tristes y arrepentidos por su mal comportamiento. Sabían que habían arruinado su almuerzo. En el camino a casa, mamá les explicó lo importante que es tener paciencia y ser comprensivos con los demás.

Esa tarde, mamá les propuso una actividad divertida: organizaron un picnic en el jardín de su casa. Los tres amigos ayudaron a preparar sándwiches, cortar frutas y acomodar la manta en el suelo. Mientras comían, hablaron sobre lo mucho que se habían lastimado mutuamente con sus peleas en el shopping. María se disculpó con Sofía, diciendo que no fue su intención tropezar con ella. Sofía se disculpó con Juan por empujarlo, y Juan se disculpó por haber gritado tan fuerte. Todos se abrazaron y prometieron ser más amables el uno con el otro en el futuro.

A medida que el sol se ponía y el picnic llegaba a su fin, los tres amigos se dieron cuenta de que aprendieron una lección valiosa ese día. A veces, las peleas suceden, pero es importante disculparse, perdonar y ser comprensivos. También aprendieron que pueden divertirse y disfrutar de momentos especiales sin tener que ir a un restaurante de comidas rápidas. Mamá les sonrió, orgullosa de cómo habían resuelto las cosas.

Desde aquel día, María, Juan y Sofía se convirtieron en los mejores compañeros, siempre dispuestos a ayudarse y apoyarse mutuamente. Aprendieron que la verdadera amistad y el compañerismo valen mucho más que cualquier hamburguesa. Y, ocasionalmente, disfrutaban de deliciosos sándwiches caseros en un hermoso picnic en el jardín.

FIN.

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