Los tres cerditos en la aldea de Guatemala


Había una vez, en una linda aldea guatemalteca, tres cerditos que eran hermanos y vivían juntos. Ellos eran muy unidos, pero cada uno tenía su propia personalidad.

El primero era muy perezoso y le gustaba pasar todo el día holgazaneando bajo el sol. El segundo era un poco más trabajador, pero siempre buscaba la forma más fácil de hacer las cosas. Y el tercero era el más inteligente y dedicado de los tres.

Un día, llegó a la aldea un lobo feroz que causaba miedo entre todos los animales. Los cerditos se asustaron al enterarse de la noticia y decidieron construirse cada uno su propia casa para protegerse del lobo.

El primer cerdito, el perezoso, decidió construir su casa de paja rápidamente para poder volver a descansar lo antes posible. "¡Hermanito! ¿Por qué haces tu casa tan frágil? ¡El lobo podría derribarla con un soplido!", le advirtió el tercer cerdito.

Pero él solo respondió: "Tranquilo hermano, no pasará nada". El segundo cerdito optó por construir su casa con palos que encontró por ahí, sin esforzarse mucho en asegurarlos correctamente.

"¡Amigo! ¿Estás seguro de que esa casa resistirá si viene el lobo?", preguntó preocupado el tercer cerdito. Pero él solo se encogió de hombros y dijo: "No te preocupes tanto, ya está lista". Mientras tanto, el tercer cerdito se tomó su tiempo para construir una sólida casa de ladrillos bien pegados con cemento.

"¡Hermanitos! Les recomiendo que inviertan en una buena base para sus casas", aconsejó. Pero los otros dos lo miraron con desconfianza y siguieron adelante con sus planes.

Una noche oscura, cuando todos estaban durmiendo tranquilamente en sus casas, se escucharon aullidos aterradores acercándose. Era el lobo que venía directo hacia las casas de paja y palos. La primera casa temblaba ante cada soplido del lobo hasta que finalmente se derrumbó como un castillo de naipes.

El segundo intentó defenderse detrás de sus débiles paredes de palos pero fue inútil; pronto también cayó presa del voraz depredador. El tercer cerdito observaba desde su segura morada cómo las otras dos casas eran destrozadas por completo.

Cuando vio al lobo acercarse a la suya con ojos hambrientos, supo que debía actuar rápido. "¡Hermano Lobo! ¡Aquí no encontrarás presa fácil! Esta casa está hecha para resistir tus embestidas!", gritó valientemente desde adentro.

El lobo intentó derribar la puerta sin éxito e intentando engañar al astuto cerdito le propuso hablar afuera sobre cómo mejorar las viviendas en Guatemala para hacerlas más seguras.

Pero el tercer cerdito no cayó en la trampa y llamando a sus hermanos lograron ahuyentar al malvado animal antes de que pudiera hacerles daño alguno. Desde ese día, los tres cerditos aprendieron la importancia del trabajo duro y la planificación adecuada para enfrentar cualquier dificultad que se les presentara en su vida cotidiana en Guatemala.

Y vivieron felices sabiendo que juntos podían superar cualquier desafío que se les cruzara en su camino.

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