Los tres cerditos valientes


Había una vez en un pequeño pueblo en las afueras de Buenos Aires, tres cerditos llamados Tito, Pepe y Lola, quienes vivían juntos en una bonita casita hecha de paja. Eran muy felices y se querían mucho.

Un día, mientras los cerditos jugaban en el jardín, llegó el malvado lobo feroz.

Se acercó a la casita de paja y dijo con voz amenazante:- ¡Cerditos, ábranme la puerta! ¡Quiero entrar! Los cerditos asustados se miraron entre sí y decidieron no abrirle la puerta al lobo. Este enfurecido sopló con todas sus fuerzas y la casita de paja se derrumbó.

Los tres cerditos corrieron asustados por el bosque hasta llegar a la casa de su amada Tía Paquita, una sabia anciana que vivía en una casa hecha de piedras. - ¡Tía Paquita, el lobo nos está persiguiendo! -gritaron los cerditos al llegar. La buena tía les abrió la puerta rápidamente y los acogió con cariño.

Les contaron lo sucedido y Tía Paquita les dijo con calma:- No se preocupen mis queridos sobrinos, aquí estarán a salvo. El lobo no podrá derribar mi casa de piedra.

Mientras tanto, el lobo feroz seguía buscando a los cerditos por todo el bosque. Al encontrar la casa de piedra de Tía Paquita comenzó a soplar con todas sus fuerzas, pero nada podía hacer contra aquellas sólidas paredes.

Viendo que no podría entrar, el lobo decidió idear un plan para engañar a los cerditos. Se disfrazó con piel de oveja y llamó a la puerta.

- ¡Soy yo, su vecino Juanito ovejito! Vengo a traerles unas ricas empanadas como regalo por ser tan buenos vecinos -dijo el lobo tratando de imitar una voz dulce. Pero los cerditos desconfiaron del supuesto "Juanito ovejito" y le pidieron que les mostrara sus patitas bajo la puerta. Al ver las garras del lobo descubiertas, cerraron rápidamente la puerta en su hocico.

El lobo enfurecido intentó derribar la casa nuevamente sin éxito alguno. Finalmente desistió y huyó del lugar para nunca más volver a molestar a los inocentes animales.

Los tres cerditos aprendieron que trabajar juntos como familia era importante para superar cualquier adversidad. Agradecieron profundamente a Tía Paquita por protegerlos y prometieron ser más precavidos en adelante.

Desde ese día en adelante, Tito, Pepe y Lola siguieron viviendo felices junto a su querida tía Paquita disfrutando cada momento como una verdadera familia unida.

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