Los Tres Cerditos y el Lobo Astuto


Había una vez tres hermanos cerditos: Cachito, Peluca y Chanchón, quienes decidieron construirse cada uno una casa. Cachito, el más creativo de los tres, decidió hacer su casa de paja, ya que le encantaba la suavidad y el color dorado de este material. Peluca, por su parte, optó por construir su casa de madera, porque le gustaba trabajar con sus patitas y quería una casa resistente pero cálida. Finalmente, Chanchón, el más sensato, decidió construir su hogar con ladrillos, ya que era el material más fuerte y duradero.

Un día, mientras terminaban de construir sus casas, un lobo astuto llamado Lupino merodeaba por el bosque en busca de su próxima comida. Al ver las casas de los cerditos, su estómago gruñó de hambre y decidió acercarse sigilosamente.

El lobo Lupino se acercó primero a la casa de paja de Cachito y, con su voz más dulce, dijo: "Querido Cachito, ¿podrías abrirme la puerta? Solo quiero conversar contigo". Cachito, inocente y confiado, abrió la puerta de par en par. Pero, ¡oh no! , el lobo Lupino sopló con todas sus fuerzas y la casa de paja se derrumbó. Asustado, Cachito salió corriendo hacia la casa de su hermano Peluca.

Al llegar a la casa de madera, Cachito le contó a Peluca lo ocurrido. Entonces, ambos vieron venir al lobo Lupino. Peluca, más astuto, le dijo a Cachito: "Rápido, entra a mi casa, es más resistente que la tuya". Una vez dentro, Peluca y Cachito reforzaron las ventanas y puertas de madera y esperaron. El lobo Lupino también se aproximó a la casa de madera y, con su voz engañosa, intentó persuadir a los cerditos para que le permitieran entrar. Pero, al ver que la casa de madera no cedía, el lobo se marchó frustrado.

Después de ese incidente, los tres cerditos decidieron ir juntos a la casa de Chanchón, donde se sentían más seguros. Al llegar, le contaron todo lo sucedido y entre los tres reforzaron las defensas de la casa de ladrillo.

El lobo Lupino, al ver la robustez de la casa de ladrillo, ideó un plan astuto. Se disfrazó de comerciante de zanahorias y fue a la casa de Chanchón. Golpeó la puerta y dijo: "Cerditos, les traigo estas jugosas zanahorias como regalo. Abran la puerta para entregárselas". Los cerditos desconfiaron, recordando lo sucedido anteriormente, y le preguntaron al supuesto comerciante que les demostrara las zanahorias a través del hueco de la puerta. Pero el lobo Lupino, enojado, sopló con todas sus fuerzas, ¡pero la casa de ladrillo no se movió ni un centímetro!

El lobo Lupino, derrotado y hambriento, decidió alejarse de allí y buscar su comida en otro lugar. Los tres cerditos, al ver que su casa de ladrillo los había protegido del astuto lobo, entendieron la importancia de la perseverancia y la fortaleza. A partir de ese día, vivieron felices y seguros en su hogar, fortaleciendo su vínculo fraternal.

Y así, queridos chicos y chicas, aprendemos que la perseverancia y la sabiduría nos ayudarán a superar cualquier desafío, al igual que los cerditos supieron protegerse del lobo astuto. ¡No hay nada más valioso que la unión y la fortaleza!

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