Los tres cerditos y el lobo astuto
Había una vez tres simpáticos cerditos que vivían juntos en un pequeño bosque. Los tres hermanos eran muy unidos, pero cada uno tenía sus propias ideas sobre qué hacer con sus vidas.
El primer cerdito, llamado Gastón, era trabajador y le gustaba construir cosas. El segundo cerdito, llamado Tito, era aventurero y le encantaba explorar el bosque. El tercer cerdito, llamado Sofía, era ingeniosa y siempre estaba pensando en nuevas ideas.
Un día, el lobo astuto comenzó a merodear por el bosque, y los cerditos sabían que debían estar preparados. "¡Tenemos que construir cada uno nuestra propia casa para protegernos del lobo!" dijo Gastón. "Yo construiré la mía con palos", dijo Tito entusiasmado.
"¡Y yo la mía con ladrillos!" exclamó Sofía. Los tres cerditos se pusieron manos a la obra, construyendo cada uno su casa con dedicación y esfuerzo. Mientras tanto, el lobo astuto observaba desde lejos, planeando su próximo movimiento.
Primero se acercó a la casa de palos de Tito y sopló con todas sus fuerzas. La casa se derrumbó en un instante, y Tito tuvo que correr a refugiarse a la casa de su hermano Gastón.
Luego, el lobo se dirigió a la casa de ladrillos de Sofía, pero por más que sopló y sopló, la casa resistió firmemente. No pudo derribarla. Finalmente, el lobo astuto decidió cambiar su forma de actuar. "¡Hola, amigos!" dijo el lobo con una sonrisa amigable.
"Soy un lobo nuevo, y he cambiado mi mal comportamiento. Me gustaría ser su amigo y aprender de ustedes". Los cerditos, un poco desconfiados, decidieron darle una oportunidad al lobo. Con el tiempo, el lobo demostró ser una compañía agradable y aprendió mucho de los cerditos.
Al final, los cuatro se convirtieron en grandes amigos, y el bosque se llenó de risas y aventuras. Los cerditos también aprendieron la importancia de ser precavidos, astutos y, sobre todo, de no juzgar a los demás sin darles una oportunidad.
Y así, vivieron felices para siempre.
FIN.