Los Tres Cerditos y el Poder de la Determinación


Había una vez, en un hermoso bosque, tres cerditos que eran hermanos. Ellos se llamaban Tito, Pepa y Lalo. Un día, decidieron construir sus propias casas. Tito, el cerdito más travieso, decidió construir su casa con paja, ya que era más rápido y él quería jugar todo el día. Pepa, la cerdita más creativa, construyó su casa con cartones, decorándola con flores y colores. Lalo, el cerdito más trabajador, decidió construir su casa con ladrillos, porque sabía que eso sería más resistente y duradero.

Todo iba bien, hasta que una tarde, un lobo feroz apareció en el bosque. El lobo, con ojos brillantes y dientes afilados, se acercó a la casa de Tito y le dijo: "Pequeño cerdito, ábreme la puerta, quiero ser tu amigo." Tito, asustado, se negó a abrir la puerta, recordando las advertencias de su mamá sobre el lobo malo. El lobo, enojado, decidió soplar y soplar, hasta que la casa de paja se desmoronó, haciendo que Tito corriera en busca de refugio.

Tito llegó a la casa de Pepa, quien lo recibió con un abrazo. Juntos, fortalecieron la casa de cartón, asegurándose de que estuviera más resistente. Sin embargo, el lobo no tardó en llegar. En esta ocasión, el lobo le dijo a Pepa: "Pequeña cerdita, ábreme la puerta, quiero enseñarte algo." Pepa, valiente y decidida, se negó a hacerlo. El lobo, furioso, sopló y sopló, pero la casa de cartón resistió, frustrando sus malvados planes.

Después de estos sucesos, los tres hermanitos se refugiaron en la casa de Lalo. Este les explicó que, a pesar de que todo estaba bien, debían estar preparados. El lobo, al ver la sólida construcción de ladrillos, decidió idear un plan diferente. En lugar de pedir que le abrieran la puerta, comenzó a cantar y a tocar la guitarra afuera de la casa. Los cerditos, sorprendidos, se dieron cuenta de que el lobo había cambiado su actitud. Dejaron entrar al lobo, quien les explicó que había entendido que no podía obtener lo que quería con maldad y que prefería ser amigo de los cerditos.

Así, los cerditos aprendieron una valiosa lección: la importancia de la solidaridad, la determinación y la astucia. Juntos, lograron superar los desafíos y, con amor y dedicación, construyeron una nueva casa donde vivieron felices para siempre.

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