Los Tres Cerditos y el Viento Travieso



Había una vez tres cerditos llamados Tito, Lalo y Pipo. Un día decidieron construir sus casas. Tito, el más pequeño, quería terminar rápido y optó por paja.

"¡Mirá lo rápido que puedo construir!" - dijo Tito con entusiasmo.

Lalo, el mediano, eligió madera, pensando que sería un buen equilibrio.

"¡Mi casa será firme y linda!" - exclamó.

Pipo, el mayor, decidió hacerla de ladrillos.

"Seré paciente y haré la mejor casa para estar a salvo," - afirmó Pipo.

Los días pasaron y las casas estaban listas. Un día, un viento travieso apareció en el bosque. Quería jugar haciendo volar las cosas.

"¡Voy a soplar!" - dijo el viento con voz burlona.

Primero sopló en la casa de paja de Tito.

"¡Ay, no!" - gritó Tito mientras su casa volaba como una pluma. Corrió a refugiarse bajo el techo de madera de Lalo.

El viento, emocionado, sopló con más fuerza.

"¡No me harás volar!" - dijo Lalo, pero su casa también fue llevada por el viento. Los dos cerditos corrieron a la casa de ladrillos de Pipo.

"¡Ayuda! ¡El viento nos persigue!" - exclamó Tito, temblando.

Pipo, confiado en su esfuerzo, les dijo:

"No se preocupen, mis cerditos. Estamos a salvo aquí. Un buen trabajo duro tiene sus recompensas."

El viento sopló fuerte, pero la casa de ladrillos resistió. Frustrado, el viento se fue, prometiendo no volver.

Desde ese día, Tito y Lalo aprendieron que la paciencia y el trabajo duro son importantes. Y así, los tres cerditos vivieron felices y seguros en su sólida casa de ladrillos.

FIN.

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