Los Tres Cerditos y la Casa de los Sueños



Érase una vez, tres cerditos que vivían en un hermoso bosque. El primer cerdito era muy juguetón y le encantaba hacer travesuras. El segundo cerdito era más responsable y siempre trataba de ayudar a su hermano. El tercer cerdito, sin embargo, soñaba en grande y quería construir la casa perfecta para los tres.

Un día, los tres cerditos decidieron que era hora de construir sus casas.

"Voy a hacer mi casa de paja", dijo el primer cerdito con una gran sonrisa.

"Es fácil y rápido", agregó mientras recogía ramitas.

El segundo cerdito lo miró y dijo:

"Yo voy a hacer mi casa de madera, será más sólida que la tuya."

El tercer cerdito observó a sus hermanos y, con una mirada decidida, dijo:

"Yo quiero construir una casa de ladrillo. Quiero que sea fuerte y duradera para que estemos seguros."

Los cerditos se pusieron a trabajar; el primer cerdito terminó su casa de paja en un día, el segundo cerdito se tomó un poco más de tiempo y construyó su casa de madera. El tercer cerdito, con esfuerzo y dedicación, tardó semanas en construir su casa de ladrillo.

Una vez que las casas estaban listas, los tres cerditos estaban orgullosos de su trabajo. Pero un día, apareció un lobo hambriento en el bosque.

"¡Cerdito, cerdito! ¡Déjame pasar!" gritó el lobo.

"No, no! No te dejaré pasar, porque soy muy astuto!" respondió el primer cerdito desde su casa de paja.

El lobo sopló y sopló, y la casa de paja voló por los aires. El primer cerdito salió corriendo hacia la casa de su hermano.

"¡Ayuda! El lobo viene!" gritó asustado.

Ambos cerditos se encerraron en la casa de madera del segundo cerdito.

"¡Déjame pasar, cerditos!" gritó el lobo nuevamente.

"No, no! No te dejaremos entrar!" respondió el segundo cerdito.

El lobo sopló y sopló, y la casa de madera se derrumbó. Los cerditos, aterrorizados, corrieron hacia la casa de ladrillo del tercer cerdito. Cuando llegaron, el tercer cerdito los recibió con una gran sonrisa.

"¡Entremos rápido!" dijo mientras cerraba la puerta.

El lobo llegó a la casa de ladrillo y gritó:

"¡Déjenme pasar!"

"¡Nunca!" gritaron los tres cerditos juntos.

El lobo sopló tan fuerte como pudo, pero la casa de ladrillo permaneció firme.

"¡Esto no puede ser!" refunfuñó el lobo.

"¡Ya sé! Haré un truco. Voy a buscar la chimenea".

El lobo se las ingenió para subir al techo y se deslizó por la chimenea. Pero el astuto cerdito había preparado una olla de agua hirviendo justo debajo. Cuando el lobo cayó en la olla, salió disparado hacia arriba.

"¡Aaaaaaahhhhhh!" gritaba mientras escapaba de la casa.

Los cerditos celebraron su victoria.

"Gracias a tu esfuerzo y dedicación, estamos a salvo", dijo el segundo cerdito.

"Y aunque tú siempre soñaste en grande, resulta que tenías razón. Las buenas decisiones dan buenos resultados", agregó el primero.

Desde ese día, los tres cerditos vivieron felices en la casa de ladrillo del tercer cerdito, aprendiendo a ser precavidos y a trabajar en equipo. Cada semana, se reunían a contar historias sobre su aventura.

Y así, los tres cerditos enseñaron a todos los animales del bosque la importancia de la perseverancia y la colaboración.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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