Los tres cerditos y la casa resistente
Había una vez en una pequeña aldea un grupo de cerditos muy trabajadores que vivían en casitas hechas con mucho esfuerzo y dedicación.
Cada uno de ellos había construido su propia casa: una de paja, otra de madera y la tercera de ladrillos. Un día, un lobo hambriento merodeaba por la aldea y se topó con las casitas de los cerditos.
Al verlas, se le ocurrió una idea malvada: ¡destruir las casas para poder atrapar a los cerditos y comérselos! El primer cerdito vivía en una casa de paja. El lobo se acercó y sopló con todas sus fuerzas hasta que la casa quedó reducida a un montón de paja esparcida por el suelo.
El cerdito asustado corrió hacia la casa del segundo cerdito, hecha de madera. "¡Ayuda, hermano! ¡El lobo ha soplado mi casa y ahora viene hacia la tuya!" -gritó el primer cerdito alarmado.
El segundo cerdito abrió la puerta justo a tiempo para dejar entrar a su hermano antes de cerrarla con llave. Juntos observaron cómo el lobo llegaba frente a la casa de madera y empezaba a golpearla con fuerza.
"¡No podrás derribar esta casa tan fácilmente! ¡Está hecha con madera resistente!" -exclamó el segundo cerdito orgulloso. Pero el lobo no se rindió tan fácilmente. Decidió escalar por el techo e intentar entrar por la chimenea.
Sin embargo, los dos astutos cerditos encendieron rápidamente un fuego bajo ella y el humo hizo que el lobo saliera corriendo despavorido, chamuscado pero ileso. Con las dos primeras casas destruidas, solo quedaba la última: la casa de ladrillos donde vivía el tercer cerdito.
Este era el más inteligente y trabajador de todos, así que había tardado más tiempo en construir su hogar pero lo había hecho extremadamente fuerte.
Cuando el lobo llegó frente a la robusta casa de ladrillos, no perdió tiempo en intentar engañar al tercer cerdito para que saliera afuera. Pero este no cayó en sus mentiras y decidió enfrentarse al feroz animal directamente.
"¡Lobo malvado! ¡No podrás derribar mi casa ni lastimar a mis hermanos! ¡Vete antes de que llame a toda la aldea para defendernos!" -amenazó valientemente el tercer cerdito.
El lobo sabía que no podía vencer al astuto tercer cerdito ni tampoco contra toda la aldea unida en su contra, así que decidió darse por vencido y huir lo más rápido posible antes ser capturado o lastimado. Los tres hermanos celebraron juntos haber superado aquel desafío gracias a su trabajo en equipo, inteligencia y valentía.
A partir de ese día, prometieron ayudarse mutuamente ante cualquier peligro futuro que pudiera acecharlos en aquella tranquila aldea. Y así termina nuestra historia sobre cómo los tres inteligentes cerditos lograron vencer al malvado lobo gracias a su ingenio y fortaleza. ¿Quién dijo que los cuentos infantiles siempre tienen finales tristes?
FIN.