Los tres chanchitos y el constructor creativo
Había una vez tres chanchitos que vivían juntos en el bosque. Ellos eran hermanos y se llamaban Pancho, Panchito y Panchote. Estaban cansados de vivir en una pequeña casita de paja que les había construido su mamá, así que decidieron construir cada uno su propia casa.
Pancho, el chanchito más perezoso, decidió construir una casa de paja para no tener que esforzarse mucho. Panchito, un poco más trabajador, optó por una casa de madera. Y Panchote, el chanchito más laborioso, decidió construir una casa de ladrillos.
Un día, un lobo hambriento apareció en el bosque y vio la casa de paja de Pancho.
-¡Pequeño chanchito, déjame entrar! -gritó el lobo.
-¡No, no, no, no me dejaré! -respondió asustado Pancho.
El lobo sopló con todas sus fuerzas, y la casa de paja se derrumbó en un instante. Pancho corrió hacia la casa de madera de Panchito y juntos cerraron la puerta con fuerza. El lobo, enojado, sopló con más fuerza, pero la casa de madera resistió el embate del lobo.
Finalmente, los dos hermanos corrieron hacia la casa de ladrillos de Panchote, quien los recibió con los brazos abiertos. El lobo, furioso, sopló y sopló, pero no logró derribar la sólida construcción.
De repente, el lobo se detuvo y miró sorprendido al chanchito Panchote.
-¿Cómo hiciste para construir una casa tan fuerte? -preguntó el lobo.
-Pues verás, lobo -respondió Panchote con calma-, me esforcé mucho y trabajé con dedicación para construir mi casa de ladrillos, así que ahora estoy seguro y protegido.
El lobo, impresionado, reflexionó sobre la importancia del esfuerzo y la dedicación. Desde ese día, decidió no asustar más a los chanchitos y se convirtió en su amigo. Los tres chanchitos aprendieron que, con esfuerzo y constancia, se pueden construir cosas fuertes y duraderas, y disfrutaron de la amistad del lobo, quien les contaba historias emocionantes cada noche.
FIN.