Los tres desafíos de la cueva misteriosa


En el altiplano vivían tres amigos muy especiales: el niño Jesús, la niña Génesis y la niña Abigail. Ellos eran inseparables y siempre estaban juntos jugando y aprendiendo en la escuela.

Un día, mientras caminaban por los campos verdes del altiplano, encontraron una cueva misteriosa. Estaban emocionados por descubrir qué había dentro, así que decidieron entrar con cuidado.

Dentro de la cueva, se encontraron con un anciano sabio que les dijo: "Para salir de esta cueva, deben superar tres desafíos". Los niños aceptaron el reto y se prepararon para lo que venía. El primer desafío era cruzar un puente colgante sobre un río furioso. El niño Jesús fue el primero en intentarlo.

Con valentía y determinación, logró cruzar el puente sin caerse. Luego vinieron Génesis y Abigail, quienes también superaron el desafío con éxito. - ¡Lo logramos! -exclamó Génesis emocionada. El segundo desafío consistía en resolver un rompecabezas complicado.

Abigail demostró ser muy hábil para los acertijos y logró resolverlo rápidamente. Los otros dos niños la miraban asombrados por su inteligencia. - ¡Eres increíble, Abi! -dijo Jesús admirado. Finalmente, llegaron al tercer desafío: escalar una montaña empinada.

Todos estaban agotados después de tanto esfuerzo, pero se apoyaron mutuamente para llegar a la cima. Una vez arriba, vieron una luz brillante que indicaba la salida de la cueva.

Al salir victoriosos de la cueva misteriosa, los tres amigos se abrazaron felices por haber superado juntos los desafíos. Aprendieron que trabajando en equipo y apoyándose unos a otros podían lograr cualquier cosa.

Desde ese día, Jesús, Génesis y Abigail siguieron siendo inseparables, enfrentando juntos cada reto que se les presentaba en su camino en el altiplano. Siempre recordaban aquella aventura como un símbolo de su amistad indestructible y su capacidad para superar cualquier obstáculo con valentía y determinación.

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