Los Tres Deseos de Matías



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un niño llamado Matías. Era un niño muy curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras para vivir.

Un día, mientras caminaba por el bosque cerca de su casa, se encontró con una vieja cabaña abandonada. Matías, sin dudarlo, decidió entrar y explorar qué secretos guardaba aquel lugar misterioso. Al abrir la puerta, se encontró con un montón de libros antiguos y polvorientos.

Uno de los libros llamó especialmente su atención: parecía tener una luz brillante que salía de sus páginas. Intrigado, Matías abrió el libro y comenzó a leer en voz alta: "-¡Hola! Soy el libro encantado y estoy aquí para concederte tres deseos.

Pero ten cuidado con lo que pides, porque todo tiene consecuencias". Matías no podía creer lo que estaba escuchando.

Tenía la oportunidad de pedir tres deseos ¡y hacer realidad cualquier cosa que quisiera! Después de pensarlo un poco, decidió pedir su primer deseo: quería ser capaz de volar como un pájaro. En ese momento, sus pies se despegaron del suelo y empezó a elevarse en el aire.

¡Estaba volando! Matías sintió una emoción indescriptible al ver el mundo desde arriba y sentirse libre como nunca antes. Pero pronto se dio cuenta de que había olvidado algo importante: no sabía cómo volver al suelo. Empezó a gritar pidiendo ayuda mientras seguía subiendo más y más alto en el cielo.

De repente, escuchó una voz desde abajo que le dijo: "-¡Confía en ti mismo, Matías! Tienes el poder dentro de ti para controlar tus deseos".

Con esfuerzo y concentración, Matías logró calmarse y poco a poco comenzó a descender hasta posarse suavemente en el suelo. Después de esta experiencia tan emocionante e intensa, Matías reflexionó sobre sus acciones y decidió usar sabiamente sus otros dos deseos restantes.

Pidió ser valiente para enfrentar cualquier desafío que se presentara en su vida y también solicitó la capacidad de ayudar a los demás con bondad y generosidad. Desde ese día en adelante, Matías se convirtió en un verdadero héroe en su pueblo.

Ayudaba a las personas mayores a cruzar la calle, defendía a los más débiles en la escuela e inspiraba a todos con su valentía y determinación.

Y así fue como Matías aprendió que los verdaderos superpoderes no vienen de pedir deseos mágicos, sino del coraje para enfrentar los retos con bondad y generosidad hacia los demás.

FIN.

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