Los tres maestros del kung-fu



Había una vez un joven llamado Lucas que soñaba con convertirse en un gran maestro de artes marciales. Desde muy pequeño, había admirado a los guerreros y siempre había deseado aprender kung-fu.

Un día, escuchó hablar de tres maestros legendarios: el Maestro Tigre, el Maestro Mono y la Serpiente Ciega. Se decía que cada uno tenía habilidades únicas y podían entrenar a cualquier persona dispuesta a aprender.

Sin pensarlo dos veces, Lucas decidió ir en busca de estos maestros para cumplir su sueño. Después de muchos días de viaje, finalmente llegó al templo donde residían los tres maestros. Al entrar, se encontró con el Maestro Tigre, quien era fuerte y valiente.

Lucas se acercó a él y le dijo:- ¡Oh gran Maestro Tigre! He venido aquí para aprender kung-fu contigo. Por favor, enséñame tus técnicas poderosas.

El Maestro Tigre lo miró con seriedad y respondió:- Joven Lucas, antes de comenzar tu entrenamiento conmigo debes demostrar que tienes coraje y determinación superando mis pruebas. Lucas aceptó el desafío del Maestro Tigre sin vacilar. Durante semanas practicaron movimientos rápidos y precisos mientras saltaban entre árboles altos como tigres ágiles.

Una vez que Lucas pasó las pruebas del Maestro Tigre, fue llevado ante el siguiente maestro: el Maestro Mono. El mono era conocido por su astucia e inteligencia en combate.

- ¡Oh sabio Maestro Mono! He superado las pruebas del Maestro Tigre y ahora deseo aprender tus habilidades. Enséñame cómo moverme con agilidad y astucia. El Maestro Mono sonrió y respondió:- Lucas, para aprender de mí debes dominar el arte de la paciencia y la observación.

Solo así podrás comprender los movimientos sutiles que te enseñaré. Durante semanas, Lucas practicó equilibrio en las ramas de los árboles mientras imitaba los gestos del Maestro Mono. Aprendió a ser flexible como un mono y a utilizar su entorno para su ventaja durante una pelea.

Finalmente, llegó el momento de conocer al último maestro: la Serpiente Ciega. Aunque no podía ver, se decía que tenía una percepción extraordinaria del mundo a través del tacto y el oído.

Lucas se acercó al maestro humildemente y dijo:- Gran Maestro Serpiente Ciega, he aprendido mucho con los otros dos maestros y ahora deseo aprender de ti. Por favor, guíame por el camino correcto.

La Serpiente Ciega sonrió sin verlo directamente y respondió:- Lucas, antes de comenzar tu entrenamiento conmigo debes aprender a confiar en tus instintos. Debes sentir cada movimiento en tu interior antes de ejecutarlo. Durante semanas enteras, Lucas practicó movimientos suaves pero poderosos bajo la guía del Maestro Serpiente Ciega.

Aprendió a escuchar atentamente cada sonido e interpretarlo como si fuera parte de una danza mortal. Después de años dedicados al entrenamiento con estos tres maestros legendarios, Lucas finalmente se convirtió en un maestro del kung-fu.

Pero no solo eso, aprendió valiosas lecciones de vida a lo largo del camino.

Se dio cuenta de que el coraje y la fuerza del tigre, la astucia y agilidad del mono, y la percepción intuitiva de la serpiente ciega eran cualidades que también se podían aplicar fuera de las artes marciales. Lucas decidió compartir sus conocimientos con otros jóvenes y enseñarles los valores que había aprendido de sus maestros. Juntos, formaron una comunidad dedicada al crecimiento personal y al espíritu guerrero.

Y así, Lucas logró su sueño y dejó un legado duradero para las generaciones venideras.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!