Los tres monitos y la aventura escolar
Había una vez, en la colorida selva, tres monitos muy juguetones llamados Manito, Colita y animal. Un día, mientras columpiaban en los árboles, decidieron que era hora de ir a la escuela.
"- ¡Vamos a aprender cosas nuevas!" dijo Manito emocionado.
"- Sí, quiero aprender a contar bananas!" gritó Colita.
"- Y yo quiero pintar cocodrilos!" agregó animal salpicando su cola en el aire.
Los tres monitos bajaron del árbol y llenos de alegría se dirigieron a la escuelita que estaba cerca de un hermoso arroyo de agua cristalina.
Al llegar, vieron un gran cartel que decía: "Escuela de la Selva: Aprender es Divertido". La escuela era un lugar increíble, rodeada de flores de todos los colores y con un patio lleno de juguetes.
"- Miren, ¡hay una resbaladilla de hojas!" exclamó Colita.
"- Y un columpio hecho de lianas!" observó animal.
Los monitos fueron corriendo hacia el patio a jugar. Pero, antes de que pudiera comenzar la diversión, apareció la profesora, una sabia tortuga llamada Doña Tortuga.
"- Hola, pequeños! Soy Doña Tortuga. Hoy aprenderemos a ser buenos amigos y a compartir."
"- ¡Compartir!" dijeron los monitos, sorprendidos.
Doña Tortuga sonrió y les mostró un gran montón de frutas: plátanos, mangos y fresitas. "- Si queremos disfrutar todos juntos, hay que compartir. Vamos a jugar un juego. ¿Quién quiere ayudarme a repartir la fruta?"
Los tres monitos levantaron la mano, felices de poder participar.
"- Yo quiero el plátano!" dijo Manito.
"- Yo el mango!" dijo Colita.
"- Y yo quiero las fresitas!" espetó animal.
"- Muy bien, cada uno tomará un pedacito de fruta, pero deben compartir con los demás. Así podremos disfrutar todos juntos," explicó Doña Tortuga.
Al principio, los monitos dudaron de compartir su fruta. Manito se comía su plátano mientras Colita miraba con anhelo, y animal guardaba sus fresitas con recelo.
"- ¡Es tan rico!" dijo Manito, "- No quiero compartir."
"- Pero yo quiero probar un poco," se quejó Colita.
"- Y yo quiero compartir mis fresitas con usted!" se animó animal.
De repente, Manito vio a su amigo triste y se sintió mal. "- Está bien, Colita. Compartiremos. Ven, probá mi plátano."
Colita iluminó su rostro y tomó un bocado. "- ¡Está delicioso!"
"- Ahora yo quiero probar el mango!" sonrió Colita.
"- Y yo compartiré mis fresitas. Son muy ricas", agregó animal.
Al final del día, los tres monitos se dieron cuenta de que compartir había hecho la experiencia mucho más divertida.
"- Aprendí que mejor juntos que divididos. ¿No es así?" dijo Manito.
"- Sí! Aprendemos más y nos divertimos más!" exclamó animal.
Doña Tortuga los miró con orgullo. "- ¡Exactamente, pequeños! ¡Y así, siempre hay más risas y amigos!"
Desde entonces, los tres monitos siempre compartieron en la escuela y aprendieron que compartir hace todo más divertido.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.