Los Tres Perritos y la Gran Aventura
En una alegre barriada de Buenos Aires, vivían tres perritos amigos: Tito, el chiquitín que siempre estaba dispuesto a jugar; Lila, la perra dulce que le encantaba correr por el parque; y Bruno, el más sabio del grupo, que siempre tenía una idea genial. Juntos pasaban sus días explorando la ciudad, buscando tesoros en la plaza y disfrutando del sol.
Pero un día, la noticia llegó como un rayo: "¡Chicos!"- dijo Tito emocionado. "Mi familia se mudará al otro extremo de la ciudad. ¡No podré venir a jugar con ustedes!"-
Lila miró a Tito con tristeza. "¿Qué vas a hacer? ¡Nos vamos a extrañar un montón!"-
Bruno, siempre tan razonable, intentó animarlos. "No te preocupes, Tito. ¡Siempre podemos encontrarnos!"- Pero la preocupación de sus amigos creció. ¿Cómo iban a jugar si estaban tan lejos?
Después de la mudanza, Tito se sintió solo en su nueva casa, rodeado de nuevos olores y perros desconocidos. "Ojalá pudiera ver a Lila y Bruno de nuevo,"- pensaba mientras miraba por la ventana.
Mientras tanto, Lila y Bruno decidieron que no podían quedarse de brazos cruzados. "¡Haremos un viaje para ver a Tito!"- exclamó Lila.
"¿Cómo llegaremos a su nueva casa?"- preguntó Bruno.
Lila, muy entusiasta, sugirió: "Podemos pedirle ayuda a mis amigos, los patos del lago. Ellos siempre conocen todos los atajos en la ciudad."-
Así que, un día soleado, Lila y Bruno se aventuraron al lago. Junto a los patos, hicieron un mapa con todos los caminos posibles. Los patos, entusiasmados, les dijeron que había una ruta muy especial que atravesaba el parque, pero debían tener cuidado con un gran perro guardián que siempre estaba custodiando la entrada del parque.
"No se preocupen, amigos. Si nos unimos, podemos hacerlo,"- dijo Bruno, lleno de confianza.
Al día siguiente, Lila y Bruno comenzaron su aventura. Pasaron por calles y plazas, superando obstáculos y ayudando a otros animales en el camino. Cuando llegaron al parque, se encontraron con el gran perro guardián, un bulldog robusto y temido por muchos.
"¿Qué quieren ustedes?"- gruñó el bulldog, mirando despectivamente a los dos amigos.
Lila, temblando de nervios, respondió: "Queremos ver a nuestro amigo Tito, que se mudó. Solo queremos cruzar el parque."-
Bruno, con su sabiduría, intercedió: "Si nos dejas pasar, prometemos contarle a todos los animales lo valiente que sos."-
El bulldog, intrigado, decidió desafiar a Bruno. "Bien, entonces, díganme qué hacer si yo no les dejo pasar. ¿Cuál es el truco para que todos me respeten?"-
Lila y Bruno se miraron y se dieron cuenta que debían pensar rápido. "¡Podemos organizar una gran fiesta en el parque donde tú seas el invitado especial!"- propuso Lila emocionada.
"Eso suena interesante,"- respondió el bulldog, suavizando su mirada. "Si hacen esa fiesta, los dejaré pasar."-
Y así, Lila y Bruno idearon un plan. Mientras organizaban la fiesta, empezaron a hacer carteles invitando a todos los animales del barrio. Unos días más tarde, la fiesta estaba lista, y todo el parque estaba lleno de risas y música.
El bulldog, al ver a tantos amigos felices, se sintió agradecido y se unió a la diversión, haciendo nuevos amigos en el proceso. Lila y Bruno finalmente cruzaron el parque y llegaron a la nueva casa de Tito.
Cuando Tito vio a sus amigos, su rostro se iluminó. "¡Lila, Bruno!"- ladró emocionado. "No puedo creer que estén aquí!"-
Los tres perritos se abrazaron con alegría. "¡Nos prometimos que siempre estaríamos juntos!"- dijo Bruno.
Y así, aunque estaban en diferentes partes de la ciudad, los tres amigos comprendieron que la verdadera amistad no conoce distancias. Con el tiempo, organizaron más fiestas y aventuras, y cada vez que alguien se mudaba, siempre había un perrito dispuesto a cruzar la ciudad por amor a sus amigos.
Y así, Tito, Lila y Bruno aprendieron que la amistad y la colaboración pueden superar cualquier obstáculo, haciendo del mundo un lugar lleno de alegría y aventura.
FIN.