Los tres pollitos aventureros
Había una vez, en un hermoso jardín, tres pollitos muy curiosos y aventureros que se llamaban Pío, Pío y Pí. Un día soleado, los tres decidieron explorar el jardín y descubrir todo lo que pudieran.
"¿Qué les parece si jugamos a las escondidas?", propuso Pío. "¡Sí, me encanta esa idea!", exclamó Pío. "¡Genial! Yo contaré primero", dijo Pí. Así, Pí comenzó a contar mientras Pío y Pío se escondían entre las flores y los árboles.
Mientras jugaban, los tres se dieron cuenta de que no conocían mucho el jardín, así que decidieron convertir su exploración en una emocionante aventura. "Vamos a buscar tesoros escondidos", sugirió Pí.
"¡Sí! ¡Y tal vez encontremos algo que nos sorprenda!", agregó Pío. Los tres pollitos se adentraron en el jardín, saltando sobre piedras y pasando por debajo de ramas, emocionados por descubrir lo desconocido.
En su travesía, encontraron una ardilla traviesa que les contó historias sobre los secretos del jardín, aprendieron a distinguir diferentes tipos de flores y observaron mariposas de vivos colores. Sin embargo, cuando Pío, Pío y Pí se aventuraron más allá de los límites del jardín, se dieron cuenta de que se habían perdido.
"¡Oh no, estamos lejos de casa!", exclamó Pío. "Tranquilos, pío-pío, encontraremos el camino de regreso", dijo Pí con determinación.
Con valentía, los tres pollitos buscaron pistas para orientarse y, gracias a su trabajo en equipo, lograron regresar sanos y salvos al jardín. Al final del día, los tres amigos aprendieron que la curiosidad y la aventura son maravillosas, pero que también es importante ser cuidadosos y responsables.
Desde ese día, los tres pollitos se convirtieron en los exploradores más valientes del jardín, siempre dispuestos a descubrir nuevos lugares, pero nunca sin olvidar el camino de regreso a casa.
FIN.