Los tres pollitos perdidos


Había una vez tres pollitos aventureros que vivían en un parque muy grande y hermoso.

Los pollitos eran muy amigos y les encantaba jugar juntos todos los días en el parque, pero siempre se quedaban cerca del lugar donde vivían. Un día, mientras jugaban al escondite, uno de los pollitos llamado Tito dijo: "¿No sería divertido explorar más allá del parque? Tal vez haya otros lugares emocionantes por descubrir".

Sus amigos, Lola y Pepe, estuvieron de acuerdo y decidieron emprender la aventura. Mientras caminaban fuera del parque, vieron muchas cosas interesantes como árboles grandes con hojas coloridas, flores hermosas y muchos pájaros diferentes volando por el cielo.

Pero después de un rato caminando se dieron cuenta de que no sabían cómo volver al parque. Lola comenzó a llorar porque tenía miedo de estar perdida para siempre. "No llores Lola", dijo Tito tratando de calmarla "-Vamos a encontrar nuestro camino de regreso.

¡Somos unos pollitos valientes!". Pepe sugirió utilizar su sentido común para tratar de recordar cómo habían llegado hasta allí. Recordaron haber pasado por un gran árbol con ramas bajas que parecía una casa para pájaros.

Así que comenzaron a buscar ese árbol y finalmente lo encontraron. Pero cuando llegaron al pie del árbol se dieron cuenta de que estaba lleno de gatos peligrosos esperando atraparlos. Los pollitos tuvieron mucho miedo pero no querían rendirse sin intentarlo primero.

Tito, que era el más astuto de los tres, tuvo una idea. "¡Vamos a distraer a los gatos! -dijo- Yo voy a correr por aquí y allá para que persigan a mí mientras ustedes se escapan".

Lola y Pepe estuvieron de acuerdo. Tito comenzó a correr alrededor del árbol y los gatos lo persiguieron como si fuera un juguete. Lola y Pepe aprovecharon la oportunidad para escapar sigilosamente sin ser vistos por los gatos.

Cuando llegaron al parque, se dieron cuenta de que habían aprendido mucho en su aventura. Habían descubierto cosas nuevas, habían aprendido cómo orientarse en un lugar desconocido y habían trabajado juntos para superar sus miedos.

Desde ese día, Tito, Lola y Pepe fueron aún más amigos inseparables. Jugaron juntos todos los días en el parque pero ahora también exploraban nuevos lugares juntos sin tener miedo de perderse nunca más.

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