Los Tres Ratones Perdidos en el Bosque
Era un hermoso día en el bosque, el sol brillaba y las flores estaban en plena floración. Sin embargo, para tres pequeños ratones llamados Roco, Lila y Tico, ese día iba a convertirse en una gran aventura debido a que se habían perdido. Los tres amigos habían salido a explorar, pero al distraerse persiguiendo a una mariposa, se dieron cuenta de que no sabían cómo regresar a casa.
- ¿Dónde estamos? - preguntó Roco, con la voz temblorosa.
- No tengo idea, pero este lugar es extraño - respondió Lila, mirando alrededor con preocupación.
- Vamos a encontrar el camino de vuelta - sugirió Tico, decidido a mantener la calma.
Los tres ratones decidieron seguir un sendero que parecía familiar, pero después de un rato se encontraron con un gran árbol con una puerta pequeña. La curiosidad pudo más que el temor.
- ¿Entramos? - preguntó Lila,
- ¡Sí! - exclamó Roco entusiasmado.
Así que empujaron la puerta, la cual chirrió al abrirse, revelando una habitación acogedora llena de deliciosos quesos.
- ¡Miren todo este queso! - gritó Roco mientras corría hacia la mesa.
- ¡Espera! No sabemos de quién es - advirtió Lila.
De repente, apareció la dueña de la casa: una anciana tortuga llamada Doña Tula.
- ¿Qué hacen aquí, pequeños ratones? - preguntó con una voz suave pero firme.
- Nos perdimos y encontramos esta casa - explicó Tico, un poco avergonzado.
Doña Tula sonrió.
- No se preocupen, todos nos perdemos a veces. Lo importante es aprender de esas experiencias. Pero no pueden quedarnos aquí, el bosque es peligroso para ratones solitarios.
Los ratones asintieron, apenados pero dispuestos a hacer lo correcto.
- ¿Podés ayudarnos a encontrar el camino a casa? - preguntó Lila.
- Claro que sí, pero antes deben ayudarme con algo - respondió Doña Tula. - He perdido mis anteojos en el sendero. Si pueden encontrarlos, les mostraré el camino.
Roco, Lila y Tico miraron entre ellos. Aunque tenían miedo, sabían que era una oportunidad para ayudar a Doña Tula.
- Está bien, vamos a buscarlos - dijo Tico. Juntos salieron de la casa y comenzaron a buscar por los alrededores.
Mientras buscaban, se adentraron más en el bosque y escucharon un ruido extraño.
- ¿Qué es eso? - preguntó Roco con miedo.
- No lo sé, pero debemos ver qué sucede - respondió Lila, que había perdido un poco su temor.
Siguiendo el sonido, llegaron a un claro donde encontraron a un pequeño pájaro atrapado en una red.
- ¡Oh no! - exclamó Tico. - Debemos ayudarlo.
- Pero, ¿y los anteojos de Doña Tula? - cuestionó Roco, aún dividido.
- Podemos hacer ambas cosas, yo buscaré los anteojos y ustedes ayuden al pájaro - sugirió Lila con determinación.
Así, Tico y Roco se enfocaron en liberar al pequeño pájaro mientras Lila se alejaba a buscar los anteojos. Después de un rato, los dos ratones tuvieron éxito.
- ¡Ya casi! - dijo Tico mientras movía la red con cuidado.
Finalmente, lograron liberar al pájaro, que les agradeció con una melodiosa canción.
- ¡Gracias, amigos! Si necesitan ayuda en el futuro, aquí estaré - dijo el pájaro volando hacia el cielo.
Mientras tanto, Lila regresó con los anteojos de Doña Tula en sus manos. Ella misma había encontrado la dirección a casa.
- Lo logré, ¡aquí están! - gritó Lila, emocionada.
- ¡Buen trabajo, Lila! - dijeron Roco y Tico a la vez, llenos de alegría.
Finalmente, regresaron a casa de Doña Tula, donde la tortuga los recibió con una enorme sonrisa.
- Estoy orgullosa de ustedes, pequeños. Han sido valientes y solidarios. Ahora, les mostraré el camino hacia su hogar.
Los ratones atravesaron el bosque, aprendiendo que la amistad y la ayuda mutua les habían permitido superar los obstáculos del día. Cuando finalmente llegaron a su hogar, Roco, Lila y Tico sabían que nunca olvidarían esa increíble aventura.
- Nos perdimos, pero ganamos algo más: valentía y un nuevo amigo - reflexionó Tico.
- ¡Sí! Y siempre recordaré que ayudar a otros es tan importante como cuidarse a uno mismo - añadió Roco.
- Además, siempre debemos recordar que perderse a veces es parte de aprender a encontrar el camino correcto - concluyó Lila, riendo.
Así, los tres ratones siguieron adelante, listos para nuevas aventuras en el bosque y más sabios que antes.
Desde ese día, se hicieron conocidos en el bosque por ser no solo unos ratones curiosos, sino también amigos del bosque y defensores de aquellos en apuros. Y así, cada nuevo día era una oportunidad para aprender y ayudar, en su hogar y más allá.
FIN.