Los Últimos Sobrevivientes del Virus Zombi
Había una vez, en un mundo no tan lejano, un grupo de amigos que se encontraron en una situación muy extraña. Un virus había convertido a la mayoría de los habitantes de la ciudad en zombis, pero un puñado de chicos se había salvado. En este nuevo mundo, debían ser valientes y unirse para sobrevivir.
Los protagonistas eran Joaquín, un chico lleno de ingenio; Lucía, una excelente cocinera; Mateo, un amante de los libros; y Sofía, la aventurera del grupo. Juntos se habían refugiado en una vieja biblioteca, que se había convertido en su hogar. Pero un día, mientras exploraban la biblioteca, hicieron un descubrimiento increíble: un mapa que llevaba a un lugar seguro, donde los últimos sobrevivientes podían tener una nueva oportunidad.
"¡Miren este mapa!" - exclamó Mateo, mostrando un papel antiguo con marcas y dibujos.
"Sí, ¡parece que lleva a un refugio!" - dijo Sofía, iluminándose de emoción.
"¿Y si nos encontramos con zombis?" - preguntó Lucía, un poco asustada.
"No lo creo. Si seguimos el mapa, deberíamos estar bien. Lo importante es que vayamos juntos y sin miedo. ¡Siempre podemos inventar un plan!" - dijo Joaquín, animando a sus amigos.
Los cuatro chicos decidieron embarcarse en la aventura a lo largo del mapa. Así que, empaquetaron algunas provisiones y se arreglaron para salir. El primer desafío fue cruzar un parque que había sido invadido por zombis que deambulaban sin rumbo. Para superar esto, idearon un plan. ¡Sofía se disfrazaría de un zombi!"No sé si esto funcionará, pero no tengo miedo" - dijo Sofía, mientras se pintaba la cara con un poco de barro.
"Confía en nosotros, ¡tú lo podés hacer!" - aseguró Joaquín.
Con algo de nerviosismo, Sofía avanzó como si fuera uno de ellos. Los demás chicos la siguieron, manteniéndose a una distancia prudente. Los zombis ni se dieron cuenta de que estaban cerca de un grupo de sobrevivientes y los dejaron pasar. Una vez fuera del parque, todos respiraron aliviados.
Caminando y charlando sobre sus sueños y esperanzas, llegaron a una colina, desde la cual podían ver el lugar que señalaba el mapa: un viejo faro en la costa. Sin embargo, al acercarse, notaron que un grupo de zombis rodeaba el faro.
"¡Ay no! ¿Qué hacemos ahora?" - dijo Lucía, preocupada.
"Necesitamos pensar en otra estrategia" - sugirió Mateo, más confiado.
"Podemos distraerlos. Tengo una idea" - propuso Joaquín.
Con una brillante idea, comenzaron a hacer ruido lejos del faro, utilizando cajas vacías para llamarlos. Poco a poco, los zombis empezaron a seguir el sonido, y los amigos aprovecharon para entrar al faro. Allí, encontraron un grupo de otros sobrevivientes que también buscaron refugio.
"¿Están todos bien?" - preguntó Lucía, con una sonrisa aliviada.
"Sí, ¡gracias a ustedes!" - respondió un chico de pelo rizado.
Los nuevos amigos compartieron historias y risas, formando una gran comunidad. Cada uno ofreció sus habilidades para ayudar a los demás. Joaquín se dedicó a crear juegos para distraer a los niños, Lucía cocinó comidas deliciosas, Mateo se encargó de contar cuentos y Sofía organizó expediciones al bosque para recolectar frutos.
Así, juntos aprendieron a enfrentar los desafíos y se convirtieron en un equipo increíble. No sólo se convirtieron en amigos, sino que crearon un hogar a pesar de la adversidad.
Un día, mientras buscaban provisiones cerca de la playa, se dieron cuenta de que podían construir una nueva vida, colaborando y compartiendo. Con el tiempo, se organizaron para ayudar a otros sobrevivientes a encontrar el camino hacia el faro.
Finalmente, aprendieron que, aunque vivían en un mundo diferente y extraño, siempre podían encontrar maneras de ser valientes, solidarios y aprovechar el ingenio para superar cualquier obstáculo. Y así, su historia de supervivencia se convirtió en una leyenda que contaron a las futuras generaciones, ya que entendieron que en la unión, había fuerza.
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.
FIN.