Los valientes amigos y la casa de dulces
Había una vez, en un bosque encantado muy lejano, un grupo de niños llamados Martín, Sofía y Lucía. Estos niños eran muy aventureros y siempre estaban buscando nuevas experiencias.
Un día, mientras exploraban el bosque, se encontraron con una casita hecha completamente de dulces: caramelos de colores, galletas deliciosas y piruletas gigantes. No podían creer lo que veían sus ojos. Sin embargo, algo les decía que debían tener cuidado. De repente, apareció una bruja malvada llamada Agatha.
Era conocida por engañar a los niños para robarles su alegría y energía. Agatha quería atrapar a los pequeños para usarlos como esclavos en su cocina mágica.
Martín, Sofía y Lucía se dieron cuenta rápidamente del peligro y comenzaron a correr tan rápido como pudieron para escapar de la bruja. Pero Agatha era astuta y lanzó un hechizo sobre ellos para hacerlos tropezar con raíces invisibles.
-Déjenme en paz! -gritó Martín mientras intentaba liberarse del encantamiento- No permitiremos que nos conviertas en tus esclavos! Sofía también luchaba por liberarse del hechizo de la bruja:-¡Somos fuertes! ¡Somos valientes! No puedes quitarnos nuestra libertad! Lucía miró a sus amigos con determinación:-¡Juntos podemos derrotarla! Si nos ayudamos mutuamente no hay nada que no podamos lograr.
Con todas sus fuerzas, los tres amigos lograron liberarse de las raíces invisibles y continuaron corriendo por el bosque. Agatha estaba furiosa y los perseguía sin descanso. Pero Martín, Sofía y Lucía no se rindieron.
Mientras corrían, encontraron un río mágico lleno de agua brillante. Sabían que la bruja no podía cruzar el río, así que saltaron dentro del agua para estar a salvo.
Agatha, enfurecida por no poder alcanzarlos, decidió lanzarles un último hechizo desde la orilla del río:-¡Nunca escaparán de mí! ¡Los atraparé tarde o temprano! Pero lo que Agatha no sabía es que el agua mágica tenía propiedades especiales: devolvía cualquier hechizo a su lanzador.
El hechizo regresó hacia la bruja y ella misma quedó atrapada en su propio encantamiento. Martín, Sofía y Lucía se dieron cuenta de que habían derrotado a Agatha gracias al trabajo en equipo y su valentía.
Juntos aprendieron una lección muy importante: nunca rendirse ante los desafíos y siempre apoyarse mutuamente. Regresaron a casa con una gran sonrisa en sus rostros. Nunca olvidarían esta aventura en el bosque encantado ni las lecciones que aprendieron ese día.
Desde entonces, Martín, Sofía y Lucía siguieron explorando nuevos lugares juntos, enfrentando desafíos con coraje y siempre recordando el valor de la amistad verdadera. Y así termina nuestra historia sobre los niños del bosque encantado dulces bruja.
Recuerda siempre ser valiente y ayudar a los demás, porque juntos podemos superar cualquier obstáculo que se presente en nuestra vida.
FIN.