Los valientes muiscas en busca del agua perdida


Había una vez en las hermosas montañas de la cordillera de los Andes, un grupo de pequeños muiscas que vivían felices y en armonía con la naturaleza.

Ellos cuidaban de los animales, cultivaban la tierra y se querían mucho entre ellos. Un día, una sequía intensa azotó la región y empezaron a escasear los alimentos. Los muiscas estaban preocupados por el bienestar de su comunidad, pero sabían que juntos podrían encontrar una solución.

-¡Debemos buscar agua para nuestras plantaciones! -exclamó Taita, el líder de los muiscas. Los pequeños muiscas se organizaron y decidieron emprender un viaje en busca de un manantial escondido en lo más profundo del bosque.

Durante su travesía, enfrentaron diversos desafíos como ríos caudalosos, animales salvajes y caminos empinados; sin embargo, no perdieron la esperanza ni el ánimo. Finalmente, luego de días de búsqueda incansable, encontraron el preciado manantial que tanto necesitaban.

Con alegría en sus corazones, llevaron agua fresca a su comunidad y lograron salvar sus cultivos. -¡Lo logramos gracias a nuestra unión y determinación! -dijo Mama Quilla con orgullo. Los muiscas aprendieron una valiosa lección: que trabajando juntos podían superar cualquier adversidad.

Desde ese día, se prometieron cuidar aún más su hogar y mantener viva la llama del compañerismo. Con el tiempo, las lluvias regresaron a la región y los campos volvieron a florecer con abundantes cosechas.

Los muiscas celebraron con danzas alrededor del fuego y agradecieron por todo lo bueno que les brindaba la Madre Tierra. Y así, los pequeños muiscas continuaron viviendo en armonía con la naturaleza, recordando siempre que la unión hace la fuerza y que juntos pueden lograr grandes cosas.

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