Los valientes perros de Lucero



Había una vez una niña llamada Lucero que vivía en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Lucero era una niña muy alegre y siempre estaba buscando nuevas aventuras.

Un día, decidió llevar a sus dos perritas Tundra y Dulce a dar un paseo al shopping de Devoto. Lucero se vistió con su ropa más cómoda y colorida, mientras Tundra y Dulce saltaban emocionadas alrededor de ella. Juntas salieron de casa y caminaron hasta el shopping.

Al llegar, Lucero notó algo diferente: el lugar estaba lleno de carteles anunciando un concurso de mascotas. "-¡Miren chicas! Hay un concurso para las mascotas más talentosas", exclamó Lucero emocionada.

Tundra y Dulce ladraron entusiasmadas mientras seguían a su dueña hacia la zona del escenario donde se realizaría el concurso. Había perros haciendo piruetas, gatos bailando e incluso aves cantando. Lucero sabía que Tundra y Dulce también tenían talentos especiales, así que decidió inscribirse en el concurso.

El primer acto fue un perro equilibrista que caminaba sobre una cuerda floja. El público aplaudió emocionado mientras los otros animales hacían sus presentaciones uno tras otro. Finalmente llegó el turno de Tundra y Dulce.

Las dos perritas se pararon frente al público expectante mientras Lucero les daba ánimos desde el costado del escenario. "-Chicas, recuerden lo que practicamos en casa", les dijo Lucero en voz baja.

Tundra comenzó a hacer malabares con unas pelotas, mientras Dulce saltaba a través de un aro en llamas. El público estaba maravillado con las habilidades de las perritas y aplaudía emocionado.

Pero justo cuando Tundra iba a lanzar la última pelota al aire, algo inesperado sucedió: una ráfaga de viento sopló fuertemente y desvió la trayectoria de la pelota. Todos contuvieron el aliento mientras veían cómo la pelota se dirigía directamente hacia una delicada estatua.

Lucero corrió rápidamente hacia donde estaba la pelota, pero no pudo evitar que golpeara la estatua y esta se rompiera en pedazos. El público quedó en silencio por unos segundos hasta que alguien comenzó a aplaudir tímidamente. Pronto, todos empezaron a aplaudir aún más fuerte. Lucero miró sorprendida y confundida al público.

"-¡Bravo! ¡Eso fue increíble!", exclamó uno de los jueces del concurso. "No solo tienes perros talentosos, sino que también eres muy valiente".

Lucero sonrió tímidamente mientras el juez explicaba que el verdadero talento era tener el coraje para enfrentarse a los errores y aprender de ellos. Finalmente, Lucero comprendió que el verdadero valor estaba en intentarlo y dar lo mejor de sí misma sin importar los resultados. Tundra y Dulce también aprendieron esa lección importante ese día.

Desde ese momento, Lucero siguió buscando nuevas aventuras junto a sus perritas Tundra y Dulce. Aprendieron juntas sobre perseverancia, amistad y siempre estar dispuestas a superarse cada día.

Y así termina nuestra historia, donde Lucero y sus perritas demostraron que el verdadero talento está en ser valientes y nunca rendirse.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!