Los valientes perros rescatadores


Había una vez una familia muy especial compuesta por un padre, una madre, un niño y un bebé. Vivían en una pequeña casita rodeada de árboles frutales y flores coloridas.

Pero había algo que los diferenciaba de las demás familias: ¡tenían peros como mascotas! El papá se llamaba Tomás y era un hombre muy trabajador. Siempre llevaba su maletín lleno de papeles y se pasaba el día en la oficina resolviendo problemas.

La mamá, Julieta, era amante de la naturaleza y pasaba horas cuidando del jardín. Un día, mientras jugaban en el patio trasero, el niño llamado Mateo encontró a cinco cachorritos abandonados cerca del cobertizo.

Estaban sucios y hambrientos, así que Mateo decidió llevárselos a casa para cuidarlos. Cuando llegaron a la puerta principal con los perros en brazos, Tomás exclamó sorprendido:-¡Pero qué sorpresa! ¿De dónde salieron esos perros? Julieta sonrió dulcemente:-Los encontramos abandonados cerca del cobertizo. No podíamos dejarlos ahí solitos.

Tomás miró a los cachorritos con ternura e hizo una pausa antes de responder:-Bueno... supongo que no podemos dejarlos aquí afuera. Pero debemos ser responsables al respecto. Desde ese momento, los perros formaron parte de la familia.

El niño les puso nombres: Chispa, Rayito, Pompón, Pelusa y Negrito. Crecieron junto al bebé llamado Lucas y todos vivieron muchas aventuras juntos. Un día, mientras jugaban en el parque, los perros escaparon y se perdieron.

Mateo estaba muy triste y preocupado. -Mamá, papá, ¡los peros se han perdido! No sé qué hacer. Tomás y Julieta abrazaron a su hijo para consolarlo. -Tranquilo, Mateo. Vamos a buscarlos juntos. Seguro que los encontraremos.

Durante días buscaron por todos lados sin éxito. Parecía que los peros habían desaparecido para siempre. Pero un buen día, mientras caminaban por la plaza del pueblo, escucharon un ladrido familiar. Era Chispa llamándolos desde una esquina.

La familia corrió hacia ella y vieron que Chispa tenía algo en la boca: ¡era una medalla con el nombre de Lucas grabado en ella! Siguiendo las pistas de Chispa encontraron uno a uno a los demás perros.

Resulta que los cachorritos habían seguido a un payaso ambulante que había llegado al pueblo unos días antes. El payaso se había dado cuenta de lo bien entrenados que estaban y decidió llevárselos consigo como parte de su espectáculo circense.

La familia estaba feliz de haber encontrado a sus queridos peros nuevamente. -¡Chispa nos salvaste! - exclamó Mateo emocionado -No puedo creer lo valientes y leales que son nuestros perros.

Tomás asintió orgulloso:-Tenemos una familia muy especial, ¿no crees? Los perros nos enseñaron el valor de la amistad y la importancia de estar siempre juntos. Desde entonces, la familia decidió ayudar a otros animales que estuvieran en peligro o necesitaran un hogar.

Juntos, construyeron un refugio para perros y gatos abandonados donde todos pudieran vivir felices. Y así, esta familia tan especial aprendió que el amor y la lealtad no tienen límites, y que siempre hay una forma de ayudar a los demás si lo hacemos juntos.

Los peros se convirtieron en héroes de su propia historia y enseñaron a todos que incluso los más pequeños pueden hacer grandes cosas cuando tienen un corazón valiente.

Dirección del Cuentito copiada!