Los Valores de la Aventura
Era una vez el grupo de 5to grado de la escuela primaria Vicente Guerrero. Este grupo era famoso por sus constantes discusiones y conflictos. Se pelean por cosas pequeñas, como quién se sentaba dónde, o quién tenía que ser el encargado de los útiles. Los maestros no sabían qué hacer y sus corazones estaban preocupados por los niños.
Un día, la maestra Laura decidió organizar una excursión a la granja de Don Pedro. Pensó que un día en la naturaleza podría ayudar a los chicos a unirse y quizás aprender algo sobre los valores. Así que, con entusiasmo, les dijo:
- “Chicos, ¡el viernes iremos a la granja! ¡Seremos un equipo! ”
Los alumnos, aunque tambaleantes ante la buena noticia, comenzaron a murmurar entre ellos.
- “No quiero compartir mi almuerzo.”
- “¿Por qué yo tengo que ayudar a cargar las cosas? ”
La maestra Laura, escuchando sus quejas, decidió implementar un juego que ayudaría a valorar el trabajo en equipo. En el autobús, mientras viajaban hacia la granja, les dijo:
- “Cada uno de ustedes tendrá que compartir dos cosas que les gusta hacer. ¡Y no se pueden repetir! ”
El primer chico, Juan, dijo:
- “A mí me gusta jugar al fútbol.”
El siguiente, Sofia, respondió:
- “A mí me gusta pintar.”
Al principio, fue muy difícil encontrar cosas que no se repitieran. Pero de a poco, las risas comenzaron a llenar el autobús. Se hicieron preguntas entre ellos, descubrieron que les gustaba el mismo tipo de música, y que hasta algunos compartían sueños similares.
Al llegar a la granja, Don Pedro los recibió con una enorme sonrisa:
- “¡Hola, chicos! Bienvenidos, hoy aprenderán mucho sobre cuidar a los animales y a la naturaleza.”
Sin embargo, la primera actividad fue un desafío. Tenían que juntar hortalizas en parejas pero cada uno tenía que hacer su parte. Emiliano y Valentina, que siempre discutían, fueron emparejados juntos. Al principio, ambos se quejaban:
- “¿Por qué tengo que trabajar con él? ”
- “¡Esto es una locura! ”
Don Pedro los escuchó y con una sonrisa les dijo:
- “La vida es mejor cuando uno se respeta y trabaja en equipo. ¿Qué tal si se esfuerzan juntos, sólo por hoy? ”
Un poco a regañadientes, Emiliano y Valentina comenzaron a trabajar. Poco a poco, se dieron cuenta de que, al ayudar a uno y otro, lograron recoger más verduras que antes. Al finalizar la actividad, Don Pedro se acercó:
- “Chicos, ¿vieron cómo trabajando juntos fue más fácil tener éxito? ”
Entendiendo esto, decidieron tomar un descanso. Mientras el resto exploraba, Juan cayó y se rasguñó la rodilla. En lugar de reírse de él, todos se acercaron preocupados:
- “¡Juan! ¿Estás bien? ”
- “Voy a buscar agua y una venda”, dijo Sofia, sin dudarlo.
La maestra Laura mientras observaba, sonrió.
- “¡Miren! Están practicando la solidaridad.”
Luego, durante el almuerzo, en lugar de hablar de quién tomó más galletitas, los chicos comenzaron a compartir:
- “¿Quieren probar mi sándwich? ”
- “Y yo les traigo galletitas a todos.”
La atmósfera cambió completamente. Al finalizar el día, mientras volvían a casa, la maestra Laura dijo:
- “Hoy fue un día increíble. ¿Qué aprendieron? ”
- “Aprendimos que es muy divertido trabajar juntos”, respondió Sofia.
- “Y que compartir es genial”, agregó Emiliano.
Desde ese día, el grupo de 5to grado comenzó a aplicar los valores que aprendieron en la granja. Se ayudaban entre sí, compartían, respetaban y trabajaban en equipo. Los conflictos no desaparecieron del todo, pero tenían herramientas para resolverlos.
Así, el grupo de 5to se volvió más unido, y la maestra Laura se llenó de alegría al ver cómo, con un poco de esfuerzo y aprendizaje, el respeto se había convertido en parte de su día a día.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado, pero los valores siempre seguirán en sus corazones.
FIN.