Los Valores en el Supermercado
Era un día soleado en la ciudad de Buenos Aires. Lucía, una niña de 8 años, se preparaba para ir al supermercado con su mamá. Estaba emocionada porque a veces podían elegir cosas ricas para comer, pero esta vez, su mamá le había dicho algo diferente.
"Hoy quiero que aprendamos sobre los valores, Lucía" - le dijo su mamá con una sonrisa.
"¿Valores? ¿Qué son?" - preguntó Lucía, algo confundida.
"Son las cosas que son importantes para nosotros, como la honestidad, la amistad y el respeto. Vamos a ver cómo se aplican en nuestro día a día, incluso cuando compramos en el supermercado" - explicó su mamá mientras se ponía el abrigo.
Lucía asintió, aunque no estaba muy segura de cómo eso funcionaría en un lugar lleno de productos y precios.
Una vez en el supermercado, caminaron por los pasillos, y su mamá le mostró diferentes cosas. Mientras miraban las frutas y verduras, una anciana se acercó a ellas que parecía buscar algo.
"Disculpen, ¿vieron por casualidad dónde están las manzanas?" - preguntó la señora.
"Sí, están un poco más allá, al fondo, señora" - respondió Lucía, recordando lo que había aprendido sobre ayudar a los demás.
"Gracias, querida" - sonrió la señora y se fue.
"¡Eso fue lindo!" - dijo Lucía emocionada.
"Sí, ayudar a otros es un valor muy importante. Vamos a seguir buscando las cosas de la lista" - dijo su mamá.
Mientras recorrían el supermercado, llegaron a la sección de productos en oferta. Lucía vio que el precio de las galletitas que tanto le gustaban estaba más bajo.
"¡Mamá, ¿podemos comprarlas? !" - insistió Lucía.
Pero su mamá miró la lista y dijo:
"Las galletitas no están en nuestra lista, Lucía. Recuerda que es mejor comprar lo que realmente necesitamos y no lo que simplemente queremos."
Lucía se quedó pensativa, pero decidió que tenía razón. En ese momento, pasaron junto a un niño que estaba llorando porque su mamá no le compraba un juguete.
"¿Por qué lloras?" - le preguntó Lucía amablemente.
"¡Quiero ese juguete y mi mamá dice que no!" - respondió el niño, entre sollozos.
Lucía miró la situación y pensó en lo que había aprendido. Entonces, se le ocurrió una idea.
"¿Y si jugamos a que somos detectives de juguetes? ¡Así nos divertimos sin necesidad de comprar nada!"
El niño la miró con sorpresa, un poco más calmado.
"¿De verdad podemos hacer eso?"
"Claro, vamos a encontrar todos los juguetes escondidos en el supermercado y contarlos" - dijo Lucía emocionada.
Entonces, junto a su nueva amiga, comenzaron a buscar por todos lados, mostrando a otros niños lo divertido que era jugar sin necesidad de comprar nada.
Mientras tanto, su mamá miraba desde lejos y sonrió al ver cómo Lucía estaba aplicando los valores de la amistad y la creatividad. Pronto, otros niños se unieron a la actividad y el pasillo se llenó de risas.
Finalmente, Lucía y su mamá llegaron a la caja. Lucía seguía pensando en lo que había aprendido. Ella le dijo a su mamá:
"¿Sabes? Creo que hoy aprendí que es importante ser honesta en lo que compramos y también ayudar a los demás, ¡y no necesitamos gastar dinero para divertirnos!"
"Exactamente, Lucía. Los valores se aplican en todo, incluso cuando vamos de compras. Estoy orgullosa de lo que hiciste hoy" - respondió su mamá al tiempo que pagaban por los productos.
Así, Lucía salió del supermercado con una sonrisa, no solo por los productos que habían comprado, sino porque había vivido una experiencia que jamás olvidaría. Había aprendido que los verdaderos valores son aquellos que compartimos y aplicamos en nuestra vida cotidiana.
Desde aquel día, cada vez que iba al supermercado, Lucía se aseguraba de ayudar a los demás y poner en práctica lo que había aprendido. Y así, todos en su barrio empezaron a disfrutar de un supermercado más alegre y lleno de buenos valores.
FIN.