Los verdaderos superpoderes


Un día, Yaki, Roberta y Maxi decidieron ponerse sus capas antifas de superheroes que habían hecho juntos. Corrieron por el parque y saltaron de un banco a otro, imaginando que eran los protectores del mundo.

- ¡Miren! -exclamó Yaki señalando hacia un niño llorando en la esquina del parque-. Necesita nuestra ayuda. Los tres corrieron hacia el niño y trataron de consolarlo. Descubrieron que había perdido su pelota favorita en el estanque del parque.

Los niños se miraron preocupados, ¿cómo podían ayudar? Fue entonces cuando descubrieron sus verdaderos poderes: los valores. Yaki recordó la importancia de ser amable con los demás, así que ofreció al niño su pelota para jugar mientras encontraban la suya.

Roberta sugirió trabajar juntos para buscarla más rápido y Maxi les recordó la importancia de no rendirse hasta encontrarla. Después de unos minutos buscando en el agua fría del estanque, finalmente encontraron la pelota perdida.

El niño estaba tan feliz que saltaba arriba y abajo con alegría. Agradeció a los niños por ayudarlo y se fue corriendo a casa con su pelota querida. - ¡Lo logramos! -dijo Yaki emocionado-. Nuestros superpoderes son los valores.

Los tres amigos continuaron explorando el parque y ayudando a otras personas necesitadas durante todo el día gracias a sus nuevos superpoderes.

Desde ayudar a una anciana mayor cruzar la calle hasta reagarrar basura en el camino para mantener el parque limpio, se dieron cuenta de que podían hacer una gran diferencia en su comunidad. - ¡Somos los mejores superhéroes del mundo! -exclamó Maxi con una sonrisa. Los tres amigos volvieron a casa esa noche, felices y cansados.

Se quitaron sus capas antifas de superheroes y se acostaron en sus camas, sabiendo que habían hecho un buen trabajo ayudando a la gente hoy.

Yaki, Roberta y Maxi se durmieron con una sonrisa en el rostro, listos para enfrentar cualquier desafío que les esperara mañana gracias a sus nuevos superpoderes: los valores.

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