Loves Wings


Había una vez en un hermoso lago rodeado de montañas, un grupo de flamencos que vivían felices y en armonía. Entre ellos se encontraba Flora, una joven y curiosa flamenco que siempre deseaba explorar más allá de su hogar.

Un día, mientras Flora estaba explorando el lago, vio a lo lejos a otro flamenco llamado Fabio. Sus ojos se encontraron y fue amor a primera vista.

Los dos flamencos se acercaron lentamente uno al otro hasta que estuvieron frente a frente. —"Hola" , dijo tímidamente Flora. —"Hola" , respondió Fabio con una sonrisa. "¿Eres nueva aquí?"Flora asintió con la cabeza. "Sí, soy nueva en este lago. Me encanta explorar y descubrir cosas nuevas".

Fabio se emocionó al escuchar eso y rápidamente le mostró a Flora todos los rincones especiales del lago: las cascadas mágicas, las flores coloridas y los árboles frondosos que crecían cerca del agua cristalina.

Los dos flamencos pasaron días enteros juntos, disfrutando de la compañía del otro y aprendiendo sobre sus sueños e intereses. Sin embargo, había algo que les preocupaba: ambos sabían que sus familias eran muy tradicionales y no aceptarían su amor adolescente.

Un día decidieron hablar con sus padres para contarles sobre su relación especial. Aunque temerosos por la reacción de sus familias, sabían que debían ser honestos. Flora habló primero con su padre flamenco llamado Federico:"Papá... tengo algo importante que contarte.

Me he enamorado de Fabio, un flamenco maravilloso que conocí en el lago". Federico se sorprendió pero escuchó atentamente a su hija. Después de un momento de silencio, sonrió y dijo: "Flora, lo más importante es que seas feliz y estés segura.

Si Fabio te hace feliz, entonces cuentas con mi apoyo". La pequeña Flora no podía creerlo. ¡Su padre la entendía y la apoyaba! Llena de alegría, corrió a contarle a Fabio lo ocurrido.

Cuando llegó al otro lado del lago, encontró a Fabio hablando con su madre flamenco llamada Martina:"Mamá... tengo algo importante que decirte. Estoy enamorado de Flora y quiero estar con ella".

Martina miró a su hijo con ternura y respondió: "Fabio, mientras te haga feliz y trate bien a Flora, tendrás mi bendición". Los dos jóvenes flamencos se abrazaron emocionados ante las respuestas positivas de sus padres. Ahora sabían que podrían estar juntos sin preocuparse por las tradiciones antiguas.

Con el tiempo, los demás flamencos del lago también aceptaron su amor adolescente y comenzaron a comprender que el respeto hacia los demás era lo más importante.

Flora y Fabio continuaron explorando juntos el lago y compartiendo momentos inolvidables junto a sus amigos flamencos. Esta historia nos enseña la importancia de ser auténticos con nosotros mismos y seguir nuestros corazones sin temor al rechazo.

Además, muestra cómo el amor puede superar cualquier obstáculo cuando se basa en el respeto y la comprensión mutua.

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